¿Qué es un IEP? Los niños con retrasos del desarrollo u otras discapacidades pueden cumplir los requisitos necesarios para beneficiarse de los servicios especiales que proporcionan los programas de educación individualizada en las escuelas públicas, que son gratuitos para las familias. Entender cómo acceder a estos servicios puede ayudar a los padres a actuar como defensores de los derechos de sus hijos. La adopción de la versión actualizada de la ley de educación para individuos con discapacidades (IDEA, 2004) convirtió a los padres de niños con necesidades especiales en miembros todavía más importantes del equipo educativo de sus hijos. Ahora los padres pueden trabajar con los educadores de sus hijos para desarrollar un plan: su programa de educación individualizada (IEP), que lo ayude a rendir en la escuela. El IEP describe los objetivos que el equipo establece para cada niño durante el curso escolar, así como cualquier apoyo especial necesario para ayudarlo a alcanzarlos. ¿Quién necesita un IEP? Un niño con dificultades para aprender y para funcionar en el marco escolar que se haya identificado como estudiante con necesidades especiales es el candidato perfecto para un IEP. Los niños con dificultades en los estudios pueden cumplir los requisitos necesarios para recibir una enseñanza especial por diversos motivos, como padecer: trastornos del aprendizaje trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) trastornos emocionales problemas cognitivos autismo hipoacusia o sordera problemas visuales problemas del habla y del lenguaje retraso del desarrollo discapacidades físicas ¿Cómo se administran estos servicios? En la mayoría de los casos, los servicios y los objetivos escritos en el IEP se pueden administrar en el marco de una escuela estándar. Esto se puede hacer en una clase ordinaria (por ejemplo, un profesor de lectura puede ayudar a un grupo reducido de niños que necesita asistencia adicional mientras el resto de los niños de la clase trabaja la lectura con el profesor ordinario) o bien en un aula de apoyo especial en el seno de una escuela ordinaria. El aula de apoyo puede atender a un grupo de niños con necesidades similares que se reúnen para recibir ayuda. De todos modos, aquellos niños que necesitan de una intervención intensa pueden tener que asistir a una escuela especial. En estos centros, las clases tienen una menor cantidad de alumnos por profesor, lo que permite una atención más individualizada. Además, los profesores suelen disponer de una formación específica para ayudar a niños con necesidades educacionales especiales. Los niños pasan la mayor parte del día en un aula especial y se unen a las clases ordinarias en las actividades no académicas (como la música y la gimnasia) o en las actividades académicas en que no necesitan ayuda adicional. Puesto que el objetivo de IDEA es asegurarse de que cada niño recibe una educación en el entorno menos restrictivo posible, se hace un esfuerzo para que los niños permanezcan en las clases ordinarias. Sin embargo, cuando las necesidades se satisfacen mejor en una clase especial, se recurre a ella. El proceso de derivación y de evaluación Por lo general, el proceso de derivación empieza cuando a un profesor, padre o médico le preocupa que un niño tenga dificultades en los estudios, e informa sobre ello al psicólogo o al orientador escolar del centro. El primer paso consiste en reunir información específica relacionada con los avances del alumno o con sus dificultades académicas. Esto se puede hacer a través de: una reunión con los padres una reunión con el alumno la observación del alumno el análisis del rendimiento del alumno (atención, comportamiento, nivel de entrega y de cumplimiento de los trabajos escolares, exámenes, trabajos de clase, deberes, etc.) Esta información ayuda al personal de la escuela a determinar el siguiente paso. En este punto, se pueden usar estrategias específicas para el alumno a fin de ayudarlo a rendir más en los estudios. Si esto no funciona, se evaluará al niño para detectar un trastorno del aprendizaje específico u otro impedimento a fin de determinar si cumple los requisitos para recibir servicios especiales. De todos modos, es importante tener en cuenta que el hecho de presentar una discapacidad no garantiza automáticamente que un niño reciba estos servicios. Para ser elegible, es decir, para poderse beneficiar de estos servicios, su discapacidad debe afectar a su forma de funcionar en la escuela. Para determinar la elegibilidad de un alumno, un equipo multidisciplinario de profesionales evaluará al niño basándose en sus observaciones; los resultados obtenidos por el niño en pruebas estandarizadas; y el trabajo diario del niño, como exámenes, cuestionarios, trabajos de clase y deberes. ¿Quién integra el equipo? El equipo evaluador puede incluir a los siguientes profesionales: un psicólogo un fisioterapeuta un terapeuta ocupacional un logopeda (terapeuta del habla) un educador especial un especialista en la vista y en la audición otros, según las necesidades específicas de cada niño En calidad de padre, es usted quien debe decidir si se evalúa o no a su hijo. Si opta por que se evalúe a su hijo, se le pedirá que firme un consentimiento donde se detalla quiénes se involucrarán en el proceso y qué tipos de pruebas le pasarán. Estas pruebas pueden abarcar habilidades escolares específicas, como la lectura y las matemáticas, así como habilidades del desarrollo más generales, como el habla y el lenguaje. El hecho de que evalúen a su hijo no significa necesariamente que tenga que recibir servicios de apoyo educacional. Una vez los miembros del equipo completan sus evaluaciones individuales, elaborarán un informe de evaluación integral (CER, por sus siglas en inglés) que compila los resultados, ofrece una clasificación educacional y describe las habilidades y el apoyo que necesita el niño. En ese punto, los padres tienen la oportunidad de revisar el informe antes de que se desarrolle el IEP. Es posible que los padres no estén de acuerdo con el informe; en tal caso, tendrán la oportunidad de trabajar con el personal de la escuela a fin de elaborar un plan que satisfaga mejor las necesidades de su hijo. El desarrollo de un IEP El siguiente paso es una reunión del IEP, en la cual el equipo y los padres deciden qué se incluirá en el plan. Aparte del equipo de evaluación, debe estar presente un profesor ordinario para ofrecer sugerencias sobre cómo el plan puede contribuir al progreso del niño en el currículo educativo estándar. En la reunión, el equipo debatirá sobre las necesidades educacionales de su hijo, según lo descrito en el CER, y elaborará unos objetivos anuales a corto plazo, específicos y medibles, para cada una de esas necesidades. Si usted asiste a esa reunión, puede adoptar un papel activo en el desarrollo de los objetivos y en la determinación de qué habilidades o áreas recibirán una mayor atención. La portada del IEP describe los servicios de apoyo que su hijo recibirá y con qué frecuencia los recibirá (por ejemplo, terapia ocupacional dos veces por semana). Los servicios de apoyo pueden incluir educación especial, terapia del habla, terapia ocupacional o fisioterapia, psicoterapia, audiología, servicios médicos, enfermería, tratamiento auditivo o tratamiento de la vista. También pueden incluir el transporte; el nivel de participación en programas para alumnos sin discapacidades; qué modificaciones, en el caso de que se necesite alguna, se precisan para la evaluación estatal del rendimiento del alumno; y, a partir de los 14 años de edad, la inclusión de planes de transición como parte del proceso. Si el equipo recomienda que el niño reciba varios servicios de educación especial, es posible que la cantidad de tiempo que ocupen del horario escolar del niño parezca excesiva. Para aliviar esta sobrecarga, se pueden ofrecer algunos servicios en forma de consultas puntuales. En estos casos, el profesional consulta al profesor a fin de elaborar estrategias para ayudar al niño, pero sin ofrecerle ninguna instrucción práctica. Por ejemplo, un terapeuta ocupacional puede sugerir adaptaciones para un niño con dificultades en la motricidad fina que afectan a la escritura, y el profesor ordinario incorporará esas sugerencias en las clases de escritura impartidas a toda la clase en su conjunto. Otros servicios se pueden administrar directamente en la clase, de modo que el tratamiento no interrumpa la jornada escolar del niño. Un niño con dificultades para escribir puede trabajar con un terapeuta ocupacional mientras el resto de la clase practica la escritura por su cuenta. Al decidir cómo y dónde se administrarán los servicios de educación especial, la comodidad y la dignidad del niño deben ser las prioridades principales. El IEP se debe revisar cada año para actualizar sus objetivos y asegurarse de que sus servicios satisfacen las necesidades de su hijo. De todos modos, los IEP se pueden modificar en cualquier momento según lo que sea necesario. Si considera que su hijo necesita más, menos o diferentes servicios, puede solicitar una reunión para que el equipo debata sobre lo que a usted le preocupa. Sus derechos legales Los plazos específicos garantizan que el desarrollo de un IEP pase de la derivación a la prestación de los servicios de educación especial lo más deprisa posible. Asegúrese de preguntar sobre estos plazos y de pedir una copia de sus derechos en calidad de padre cuando deriven a su hijo. Estas directrices (a veces denominadas "salvaguarda de procedimiento") describen sus derechos, en calidad de padre, para controlar lo que le sucede a su hijo durante cada etapa del proceso. Los derechos de los padres también describen cómo puede proceder si no está de acuerdo con cualquier parte del CER o del IEP: la mediación y las audiencias son dos de las opciones posibles. Puede obtener información sobre la representación legal gratuita o de bajo costo en el distrito escolar, o, si su hijo pertenece al Programa de Intervención Temprana (para niños de hasta 3 años), a través de este programa. Hay abogados y representantes legales familiarizados con el proceso del IEP que le pueden representar si usted lo necesita. También puede invitar a unirse al equipo del IEP a cualquier persona que conozca a su hijo o que trabaje con él y que usted cree que podría hacer aportaciones útiles. En cada estado, hay programas federales que favorecen el intercambio de información entre padres y actividades formativas para padres de niños con necesidades especiales. Los Proyectos de Información y Formación de Padres imparten talleres, publican boletines informativos y contestan a preguntas por teléfono y por correo electrónico sobre actividades para y entre padres. La última palabra Los padres tienen derecho a elegir dónde quieren que se eduque a sus hijos. Las opciones son una escuela primaria o secundaria, pública o privada, incluyendo las escuelas religiosas. También están las escuelas especiales financiadas o subvencionadas por el estado y la posibilidad de educar a los hijos en casa. De todos modos, es importante entender que los derechos de los niños con discapacidades a quienes sus padres matriculan en escuelas privadas (primarias o secundarias) no son los mismos que los de los niños con discapacidades matriculados en las escuelas públicas (o asignados a una escuela privada por parte de una agencia pública cuando la escuela pública no les puede proporcionar una educación pública adecuada y gratuita). Dos diferencias fundamentales que necesitan conocer los padres, los profesores y otro personal escolar, los representantes de la escuela privada y los mismos niños son las siguientes: Lo niños con discapacidades matriculados por sus padres en centros privados pueden no recibir los mismos servicios que recibirían si estuvieran matriculados en una escuela pública. No todos los niños con discapacidades matriculados por sus padres en centros privados reciben servicios de educación especial. El proceso del IEP es complejo, pero también es una forma eficaz de abordar cómo aprende y cómo funciona su hijo en el marco escolar. Si hay algo que le preocupa, no dude en hacer preguntas sobre los resultados de la evaluación o sobre los objetivos propuestos por el equipo. Usted es quien mejor conoce a su hijo y debería desempeñar un papel central en la creación de un programa de aprendizaje hecho a la medida de sus necesidades específicas. 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