¿Qué son las revisiones ginecológicas?

La ginecología es el campo de la medicina que se centra en el sistema reproductor femenino, también conocido como aparato reproductor femenino. Una revisión ginecológica es un control o "chequeo anual", como los controles anuales de la vista o de los dientes.

Los médicos se suelen referir a estas revisiones como visitas preventivas para comprobar que todo está yendo bien, y están diseñadas para asegurarse de la salud del aparato reproductor femenino, ya que permiten detectar cuestiones de poca importancia antes de que se conviertan en afecciones importantes. Las cuestiones de poca importancia se pueden detectar antes de que uno sea consciente de que las tiene. Viene a ser como cuando el dentista te detecta una caries y te la trata antes de que te empiece a doler el diente.

Los médicos llaman a este control anual "revisión ginecológica", aunque suele ser bien poco lo que se revisa en la primera visita. Es posible que el médico o el enfermero eche un rápido vistazo a tus senos y a tus genitales externos para estar seguro de que todo está bien. Pero la mayor parte de la consulta consistirá en hablar.

Algunos temas sobre los que hablarás con el médico serán los períodos menstruales, el crecimiento de los senos, los métodos anticonceptivos, las enfermedades de transmisión sexual (ETS), la sexualidad, las relaciones, el embarazo y la imagen corporal. Lo más importante es que tendrás la oportunidad de hacer preguntas a tu médico sobre cualquier cosa que se te ocurra, como, por ejemplo, el aspecto de tus senos, si deberías afeitarte el vello púbico o no, o si lo que has oído sobre las enfermedades de transmisión sexual es cierto.

¿Cuándo debería hacerme una revisión ginecológica?

Los médicos recomiendan que las chicas se hagan su primera revisión ginecológica cuando tengan entre 13 y los 15 años de edad. La mayoría de las niñas ya han empezado a atravesar la pubertad a esta edad, de modo que es un buen momento para comprobar que todo se está desarrollando bien.

Después de la primera visita, deberás hacerte una revisión ginecológica una vez al año, aunque te encuentres perfectamente. Puesto que la mayor parte del aparato reproductor femenino está oculto en el interior del cuerpo, no siempre te puedes dar cuenta si presentas algún problema. Hablar sobre lo que está ocurriendo a tu cuerpo, puede dar a los médicos o enfermeros indicios sobre cualquier problema que podrías tener.

La mayoría de las chicas no necesitan someterse a una exploración mamaria ni a un tacto vaginal hasta que ya han cumplido los 21 años. Pero, si el médico o el enfermero notara algo inusual (o si tuvieras problemas, como menstruaciones muy abundantes, falta de períodos menstruales, úlceras vaginales, picazón vaginal, mucho flujo u otros síntomas) es posible que te hiciera un tacto vaginal en tu primera visita ginecológica. Los médicos también pueden hacer exploraciones mamarias o tactos vaginales cuando la paciente dispone de una historia familiar donde abunde este tipo de problemas.

¿Qué ocurre en una revisión ginecológica?

Cuando llegues a tu cita, el personal del consultorio te pedirá información sobre tu seguro médico y te entregará formularios para que los rellenes. Lo formularios incluirán preguntas sobre:

  • la fecha de tu último período menstrual
  • cualquier afección de salud que puedas tener (como la diabetes o el asma)
  • los medicamentos que tomas
  • las alergias que padeces
  • tu estilo de vida y hábitos relacionados con la salud (como hacer ejercicio o fumar)
  • tus antecedentes médicos familiares (como si tus padres tienen problemas de salud)
  • Si actualmente, o en el pasado, has mantenido relaciones sexuales (lo que se refiere tanto al sexo vaginal, como al oral y al anal)
  • si has estado embarazada alguna vez
  • si estás usando algún tipo de método anticonceptivo

La revisión

Un enfermero o un ayudante médico te llevará a la sala de la revisión, donde te pesará y te tomará la tensión arterial. Si el médico te va a echar un rápido vistazo al crecimiento de tus senos, te dejará a solas para que te desnudes. El ayudante o el enfermero te dará una bata para que te cubras.

El médico observará tus senos para determinar en qué etapa de crecimiento te encuentras y si te estás desarrollando con normalidad. Después dará un rápido vistazo a tus órganos reproductores externos (la abertura vaginal y el área que la rodea) para asegurarse de que todo va bien.

Si tu médico decide que necesita hacerte un tacto vaginal, es posible que te pongas nerviosa, pero no temas, porque no te debería doler. La mayoría de las chicas solo notan un poco de presión o una leve molestia durante la prueba. Ayuda mucho estar lo más relajada posible y recordar que la prueba en sí misma dura muy poco. Respira profundamente y piensa en cosas que te suelen tranquilizar. Si se trata de tu primer tacto vaginal, avisa a tu médico. Así te podrá explicar en qué consiste y le podrás hacer preguntas al respecto. Si en algún momento quieres detener el tacto, basta con que se lo digas al médico.

Si todavía no te han puesto la vacuna contra el VPH (virus de papiloma humano), deberías hablar sobre ella con el médico o el enfermero, ya que se trata de una vacuna recomendable para todas las chicas de entre 11 y 26 años. También es posible que te recomiende otras vacunas para protegerte de las enfermedades de transmisión sexual (ETS), como la vacuna contra la hepatitis B.

Algunos médicos y enfermeros prefieren hablar antes contigo y revisarte luego. Y hay otros que actúan al revés.

Si lo deseas, uno de tus padres puede quedarse contigo durante la revisión. Pero, si prefieres estar sola en algún momento de la exploración, díselo al médico o enfermero. La mayoría de los médicos pasarán tiempo a solas contigo durante la visita, aunque es posible que incluyan a uno de tus padres para comentarle la visita por separado.

Los médicos entienden lo importante que es mantener la información de forma confidencial. Pregúntale a tu médico o al enfermero qué es lo que piensa explicar a tus padres sobre la revisión, e indícale si hay algo que prefieres que no les explique. Cada estado tiene sus propias reglas sobre la confidencialidad del paciente. Si te preocupa este tema, pregunta al personal del consultorio cuál es su política sobre la confidencialidad cuando pidas hora de visita.

Pruebas sobre las enfermedades de transmisión sexual (ETS)

Si ya has mantenido relaciones sexuales, es posible que el médico te haga una prueba para detectar si padeces alguna ETS (enfermedad de transmisión sexual). Para ello, tendrás que recoger una muestra de orina o bien te harán un frotis vaginal, que el médico enviará al laboratorio para que lo analicen. A veces, es posible que también te pidan un análisis de sangre.

Si te hacen un frotis vaginal en el consultorio, el médico o el enfermero te introducirá un hisopo dentro de la vagina para recoger una muestra de flujo vaginal. En algunos lugares, te darán el hisopo para que te lo lleves a casa y te extraigas tu misma la muestra.

Los médicos hacen todo lo posible para que los resultados sean confidenciales. Habla con tu médico o enfermero sobre cómo deseas recibir los resultados de la prueba, y sobre qué deberían hacer si no pudieran ponerse en contacto contigo directamente.

Hacer preguntas

Hay muchos rumores sobre el sexo y la sexualidad. La cita con tu ginecólogo es una buena oportunidad para obtener respuestas reales.

Anota cualquier pregunta que tengas varios días antes de la visita. Lleva la lista contigo para no olvidarte de nada. Si te sientes incómoda o te da vergüenza hacer alguna pregunta, te puedes limitar a pasar tu lista de preguntas al médico o al enfermero.

Al principio, es posible que te resulte raro hablar sobre algunos temas, sobre todo si todavía no has mantenido relaciones sexuales ni piensas mantenerlas en breve. Pero el mejor momento para hablar sobre el sexo y las relaciones antes de que necesites esta información pero, así, podrás estar completamente preparada cuando llegue el momento.

Hay otra ventaja de superar la vergüenza y de atreverte a hablar sobre cosas como el sexo con tu médico: cuanto más hables sobre temas difíciles, más cómoda te sentirás. Esto puede hacer que te resulte más sencillo hablar con tus padres sobre temas delicados, no solo sobre el sexo. Tu médico también te podrá dar consejos sobre cómo hablar con tus parejas sexuales sobre el uso de condones, las ETS y otros temas relacionados con la salud sexual.

¿Quién hace la revisión?

La mayoría de los exámenes ginecológicos los hacen los ginecólogos (muchas veces llamados "obstetras-ginecólogos", porque también pueden tratar embarazos y partos), pero no es necesario que te visite un ginecólogo. Los médicos de familia, los especialistas en la salud del adolescente, los enfermeros y los pediatras también pueden hacer revisiones ginecológicas. Algunas chicas van a clínicas (como, las clínicas de planificación familiar).

Tanto los hombres como las mujeres pueden hacer revisiones ginecológicas. Lo más importante es que te sientas cómoda con la persona que te vaya a hacer la revisión.

Pedir hora de visita

Si ya has cumplido los 13 años o eres mayor y tus padres no te han dicho nada sobre las revisiones ginecológicas, diles que te gustaría hacerte una. Lo mejor es que involucres a tus padres en el cuidado de tu salud. Si quieres ir al consultorio de un médico, puede ser necesario que participe uno de tus padres, u otro adulto, debido al seguro médico (si no lo usaras, podría salirte muy cara la visita).

Si no te puede acompañar tu madre ni tu padre, puedes ir a una clínica de planificación familiar. Algunas escuelas secundarias disponen de sus propias clínicas para ofrecer atenciones relacionadas con el sistema reproductor. El personal de la clínica está muy bien formado y ofrece atenciones médicas a precios más económicos.

Antes de asistir a la cita, anota en un papel todas las preguntas que tengas. No te olvides de anotar también la fecha en que tuviste tu última menstruación. Lleva contigo la tarjeta de tu seguro de salud u otra información que también puedas necesitar.

Después de la revisión

El consultorio o la clínica te indicarán si el médico o el enfermero necesita verte otra vez después de la revisión. De lo contrario, no tendrás que volver hasta el año que viene, a menos que tengas algún problema de salud relacionado con el aparato reproductor.

Las revisiones ginecológicas ayudan a detectar temprano los problemas. Por lo tanto, tienes que hacértelas todos los años. Si no quieres volver a hacerte la revisión porque no te gustó el médico o el enfermero que te atendió, busca otro médico u otra clínica.

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