El pie zambo es una anomalía congénita que hace que uno o los dos pies de un bebé se orienten hacia abajo y giren hacia dentro. 

Antes se solía tratar con cirugía, pero ahora los cirujanos ortopédicos (o traumatólogos, que se centran en las afecciones de huesos, músculos y articulaciones) prefieren seguir el método de Ponseti. Se hace en dos fases:

  1. la fase del escayolado, que va moviendo el pie de forma gradual hacia la posición correcta
  2. la fase de la férula ortopédica, que asegura que el pie permanezca en esa posición

La fase del escayolado, realizada por un traumatólogo con experiencia en el método de Ponseti, suele empezar cuando el bebé tiene entre una y dos semanas de vida y dura de cinco a siete semanas. Cuando el pie haya alcanzado su posición correcta final, al bebé se le coloca la férula ortopédica.

¿Qué es una férula ortopédica para pie zambo?

Una férula ortopédica para pie zambo (a menudo llamada órtesis) consta de dos partes: una barra (generalmente de metal) y unas botas o zapatos especiales que se unen a cada extremo de la barra. La barra tiene la misma longitud que la distancia que hay entre los hombros del bebé. Se une a las bases de las botas deslizando la férula por las ranuras de las botas y haciendo clic. 

La férula ortopédica mantiene fijo el pie zambo (o los pies zambos) del bebé en la posición correcta para que no se vuelvan a girar hacia la posición que tenían antes de la fase del escayolado. Se fijan a la férula ambos pies, incluso si el bebé solo tiene un pie zambo.

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¿Durante cuánto tiempo se lleva puesta la férula ortopédica?

La fase de la férula ortopédica dura de dos a cinco años. El niño lleva puesta la férula constantemente (salvo cuando se baña) durante los 3 primeros meses de vida y, a partir de entonces, solo durante las siestas y por la noche.

¿Por qué es importante la colocación de la férula ortopédica?

La fase del escayolado también se llama la "fase correctiva". Al concluir esta fase, los pies del bebé tienen un aspecto normal y una posición correcta. Por lo tanto, podría parecer que la parte más importante del método de Ponseti ya está hecha.

Pero los pies crecen mucho y muy deprisa durante los primeros años de vida. Sin disponer de una férula ortopédica que mantenga el pie corregido en la posición adecuada, el rápido crecimiento del pie lo volvería a colocar de nuevo en la posición inicial de pie zambo.

Por lo tanto, la férula es tan importante como la serie de escayolas. La férula mantiene el pie corregido creciendo como debería crecer. Si el bebé no lleva la férula ortopédica según las indicaciones del médico, volverá a tener pie zambo. Entonces, el niño tendrá que iniciar de nuevo todo el proceso, con una nueva fase de escayolado.

¿Y si mi bebé se inquieta cuando le pongo la férula?

Solo depende de usted que su hijo lleve puesta la férula ortopédica a tal y como ha indicado el traumatólogo. La férula puede parecer incómoda, pero no lesionará ni alterará ninguna parte del cuerpo de su bebé. De todos modos, se trata de algo nuevo y diferente, lo que significa que los niños pueden tardar un poco de tiempo en acostumbrarse a llevarla. Pero la mayoría de los bebés se adapta a la férula deprisa. Por lo tanto, en poco tiempo, se convierte en una parte más de la vida cotidiana.

Ponerle la férula al bebé puede ser todo un reto al principio. Es posible que su bebé se queje, llore y dé patadas, pero se acostumbrará a llevar puesta la férula al cabo de un par de días. No permita que la inquietud de su bebé le tiente a dejarlo pasar durante una noche o dos. Si le retira la férula ante sus llantos, enseñará a su pequeño que llorar da resultado, de modo que le costará más y durante más tiempo aceptar que ha de llevarla siempre puesta.

Mover las piernas

Cuando su bebé llevaba las escayolas, podía mover las piernas de forma independiente. Pero ahora, puesto que ambos pies están unidos a la férula, las piernas solo se pueden mover a la vez.

Para ayudar a su bebé a aprender a mover (patear y balancear) las piernas a la vez: 

  • Mueva suavemente la férula hacia arriba y hacia abajo para que su bebé vea cómo puede mover y dar patadas con ambas piernas a la vez.
  • Suba y baje la férula para que el bebé aprenda a flexionar las rodillas mientras la tiene puesta.

Aunque pueden tardar un poco más de tiempo, los niños que llevan puesta una férula pueden aprender a sentarse, gatear y andar como los demás niños de su edad.

Si su hijo se sigue poniendo muy nervioso por tener que llevar puesta una férula, llame al equipo médico que lo atiende. Ellos le pueden recomendar otras formas de ayudar a su hijo a aceptar que debe llevar puesta la férula.

¿Qué problemas pueden ocurrir?

Cierta rojez en los pies provocada por la férula es algo normal. Los problemas graves en la piel son infrecuentes, pero póngase en contacto con el equipo médico de su hijo si:

  • La rojez no le desaparece unos 20 minutos después de extraerle la férula.
  • Le aparecen ampollas, llagas o úlceras en la piel.

Podrían ser signos de que las botas no le aprietan lo suficiente. No aplique lociones o cremas sobre la piel irritada, porque podría empeorar el problema. Llame también al médico si los pies del bebé se le siguen saliendo de las botas o si usted no consigue que los talones queden bien encajados en ellas.

Convertir el uso de la férula en una rutina

Los bebés se habitúan a llevar una férula muy deprisa. Para ayudar a su hijo a aceptarla como una parte de su vida cotidiana, probando los siguientes consejos:

  • Mantenga una actitud positiva, sonriendo y cantando al bebé mientras le pone la férula.
  • Convierta la conducta de ponerle la férula como algo normal que ocurre todos los días, al igual que ponerse el pijama. 
  • Utilice un apodo divertido y especial, como "las botas de la noche" o "las botas mágicas."
  • Dele una pequeña recompensa a su hijo por llevar puesta la férula. Puede leerle un cuento más a la hora de dormir, darle pegatinas o quedarse un poco más de rato en el parque infantil.
  • Enseñe a su hijo fotografías de otros niños llevando puestas férulas ortopédicas de Ponseti.
  • Léale libros para niños que deben llevar férulas ortopédicas, como "My Clever Night-Night Shoes" (de Karen Mara Moss), "Let Us Count the Things" (de Catherine Brown), y "Wear Your Boots, Ted" (de Rebecca Jarding). Todos ellos escritos en inglés.          

Seguirlo a rajatabla

El hecho de colocar la férula ortopédica cada día se puede a asociar a vivencias de frustración por parte del niño. Un bebé puede llorar al principio cuando le pongan las botas y la férula, mientras que un niño mayor, más activo, se puede quejar de tenérselas que poner por la noche.

Por lo tanto, es normal que los padres consideren la posibilidad de saltárselo de vez en cuando o que crean que tres años de llevar puesta la férula es suficiente, aunque el traumatólogo recomiende cinco.

Pero hasta un período corto de no llevar la férula cuando se debería llevar puede crear problemas. Aparte de hacer difícil al niño que se habitúe a la férula como una parte de su vida cotidiana, el hecho de saltarse días puede hacer que el pie (o los pies) se desplacen sutilmente hacia una posición incorrecta. Entonces la férula no le iría tan bien como le debería ir, resultándole más incómoda. Este ciclo puede llevar a que no se utilice bien la férula: y el pie zambo volverá a ocurrir.

Puede ayudar el hecho de buscar apoyo en los padres de otros niños que hayan seguido el método de Ponseti con sus hijos. Busque en Internet información sobre consejos, recomendaciones y grupos de apoyo. Y el equipo médico que lleva a su hijo lo ha oído todo: no dude nunca en ponerse en contacto con él si se siente frustrado. Ellos le podrán dar consejos útiles y hablarle de los muchos casos de éxito que han tenido al aplicar el método de Ponseti.

De cara al futuro

Corregir de forma permanente un pie zambo cuesta tiempo. Es fundamental que los padres trabajen codo con codo con el equipo médico de su hijo y que sigan el programa de tratamiento para ayudar a su hijo a obtener el mejor resultado posible. El método de Ponseti da buenos resultados en la mayoría de los niños con pies zambos, y les permite andar, correr y jugar sin dolor.

Una vez que el pie zambo esté completamente corregido, los niños volverán a ver al especialista en las visitas de seguimiento. A partir de los cinco años de edad, la mayoría de ellos solo hace una visita de seguimiento al año hasta que deja de crecer (en torno a los 18 años de edad) para asegurarse de que no desarrolla ningún problema.

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