Tu profesor de álgebra va vestido con ropa de 1985 y siempre pronuncia mal tu nombre. A tu profesor de inglés le encanta empezar las clases con exámenes sorpresa. Puede ser difícil pensar en estos "repartidores de notas" como en personas reales. Pero los "profes" comen pizza, ven películas y disfrutan practicando deportes los fines de semana, igual que tú. Entonces, ¿cómo puedes llevarte bien con los profesores? Aquí tienes algunas ideas. ¿Por qué fomentar buenas relaciones con los profesores? Mantener una buena relación con un profesor en el presente puede ser una gran ayuda el día de mañana. Necesitarás recomendaciones por escrito de los profesores para solicitar una plaza en la universidad o un trabajo cuando acabes la escuela. Si estás pensando en seguir una carrera de ciencias, ¿quién mejor que tu profesor de ciencias para que te informe sobre el tema? Los profesores a menudo tienen conexiones sociales y pueden ser lo primeros en enterarse de competiciones, actividades y concursos. También pueden tener información sobre becas y subvenciones. La profesora de español de Sonia averiguó que había una convocatoria de becas para un programa de intercambio en Brasil y España. La animó y la orientó, y tras meses y meses de trabajo, Sonia ganó una beca de intercambio. A menudo se pide a los profesores que designen estudiantes para la oficina de estudiantes o que recomienden estudiantes para trabajos especiales de voluntariado. Todas estas actividades pueden ayudarte a entrar en la universidad o a conseguir un buen trabajo. Los profesores son otro grupo de adultos en tu vida que puede velar por ti, orientarte y ofrecerte el punto de vista de un adulto. Muchos responderán a tus preguntas, te darán consejos y te ayudarán en tus problemas personales con mucho gusto. Desarrollar una buena relación profesor-estudiante Todos tenemos nuestros profesores favoritos, los que nos parece que se interesan de verdad por nosotros y nos tratan como seres inteligentes. ¿Pero qué pasa con los profesores que no conocemos tanto (o que no nos gustan mucho)? Puedes hacer muchas cosas para mantener una buena relación con tus profesores. En primer lugar, lo más obvio: llegar a clase puntualmente y con todas las tareas terminadas. Estar atento, ser respetuoso y hacer preguntas. Muestra interés por el tema. Obviamente, a tus profesores les interesa la asignatura que explican, o no habrían decidido enseñar esa asignatura. Si demuestras a tu profesor tu interés —a pesar de que no seas un genio en matemáticas o de que no hables francés con soltura— le transmites que eres un estudiante con interés. También puedes pedir tener una entrevista personal con un profesor en las horas libres. En estas entrevistas puedes pedir que te explique algo que no entiendas, hacer preguntas, averiguar sobre las salidas profesionales relacionadas con esta materia o hablar de tu evolución en clase. Te sorprenderá comprobar que tu profesor está algo más relajado cuando hablas con él personalmente que cuando está enseñando ante la clase entera. Sin embargo, es posible esforzarse de un modo equivocado. Éstas son algunas cosas que deberías evitar cuando intentes establecer una relación con tu profesor: No ser sincero. Los profesores se dan cuenta de cuándo tu única motivación es obtener un trato especial, una referencia para la universidad o una recomendación para un trabajo. Intentar convertirte en el enchufado del profe. Tu comportamiento puede verse como falso y tus compañeros de clase pueden empezar a sentirse molestos contigo. Dar obsequios excesivos. Está bien ofrecer pequeñas muestras de aprecio a los profesores si se han mostrado atentos contigo. Pero los regalos ostentosos y caros pueden dar un mensaje equivocado, y normalmente a los profesores no se les permite aceptar nada caro. Problemas habituales entre profesores y estudiantes Si tienes problemas con un profesor, intenta averiguar por qué. ¿Te desagrada su asignatura? ¿O te gusta la asignatura pero no te cae bien el profesor? Si no te gusta la asignatura, esto podría afectar a tu relación con el profesor. Algunos estudiantes dicen que les ayuda pensar en las clases como en tareas que es necesario llevar a cabo para alcanzar un objetivo mayor, como obtener un título o ir a la universidad. Esto les permite relativizar las asignaturas. Otros estudiantes cuentan que intentan encontrar la utilidad práctica de las asignaturas que no les gustan. Puede que odies las mates, pero saber cómo hacer un promedio o calcular un porcentaje puede servirte para todo, desde para los deportes hasta para dejar una propina. Si una asignatura te resulta difícil, habla con el profesor o con tus padres para que te den clases de refuerzo. Si te parece aburrida, habla con el profesor (o con otro profesor que te guste, con un amigo o tus padres) para que te ayude a ver la asignatura de otras maneras. Ian siempre se dormía en las clases de historia, porque el pasado le parecía algo muy lejano a la realidad. Pero las cosas cambiaron cuando comentó sus dificultades para hacer un trabajo de historia a su tutor. El profesor habló con Ian y éste le contó que su abuelo había luchado en la Segunda Guerra Mundial. El profesor le sugirió a Ian que utilizase las cartas de su abuelo para hacer el trabajo. Ian no sólo sacó un excelente, sino que además descubrió un montón de cosas sobre un miembro de su familia al que apenas recordaba de su infancia. ¿Y si no te gusta el profesor? Al relacionarte con los profesores, la personalidad puede también tener su importancia como en cualquier otra relación. Es normal llevarse mejor con unas personas que con otras; no todo el mundo puede gustarte todo el tiempo. Aprender cómo trabajar con personas con las que no conectas fácilmente es una habilidad que puede ayudarte mucho en la vida, sea cual sea tu objetivo. Si no te entiendes con tu profesor, por atención en cómo te enfrentas a él. Protestar por una nota o pedir hacer de nuevo un examen está bien una vez. Pero cuestionar siempre las decisiones de tu profesor sobre las notas puede hacer que se moleste. Discutir constantemente algunos aspectos de los trabajos puede provocar una tirantez en vuestra relación. La educación y el respeto son requisitos básicos en cualquier relación. Del mismo modo que los profesores deben ser justos y tratar de modo equitativo a todos, los estudiantes también tienen responsabilidades. No es necesario que te guste tu profesor ni que estés de acuerdo con lo que diga, pero es importante que seas educado. Si tienes que faltar a la escuela por alguna enfermedad o por otra razón, díselo al profesor. Y es tu responsabilidad recuperar el trabajo de las clases que te pierdas. No esperes que el profesor te persiga o que ocupe el tiempo de la clase para ponerte al día. Del mismo modo que tus problemas personales puede afectar a tu rendimiento, lo mismo puede ocurrirles a los profesores. El estrés en el trabajo, los problemas familiares o de salud son factores que pueden influir en el rendimiento de un profesor, haciendo que esté malhumorado, irritable o con dificultades para concentrarse. Ten en cuenta que si eres objeto de demasiadas acciones disciplinarias, eso puede dejar una huella permanente en tu historial. Esto significa que alguien podría pedir tu historial de a escuela y ver las cosas que hiciste, aunque hayan sucedido muchos años atrás. Qué hacer cuando no te entiendes Antes de salir de una clase para escapar de un profesor que no te gusta, aquí tienes algunas ideas de cosas que puedes hacer para mejorar la relación: Ve a ver al profesor y comunícale cómo te sientes. Dile lo que te pasa utilizando frases como: "Me da vergüenza estar clase cuando siento como si se estuviera menospreciando mi inteligencia" o "No puedo aprender en clase cuando siento que sólo a unos pocos se les permite participar". Trata de ver cómo podéis encontrar una solución entre los dos. Pregúntate: "¿Qué puedo aprender de este profesor?". Aunque no te vuelvan loco su personalidad o sus clases, busca a fondo hasta encontrar un tema en el que tu profesor sea un entendido. Céntrate en esa parte de la personalidad de tu profesor, y utilízala como una herramienta para aprender. No sólo aprenderás más de esa asignatura, sino que tendrás una relación más cercana con el profesor que puede ayudaros a entenderos mejor. Habla con los estudiantes a quienes esa asignatura les vaya bien y pídeles que te den consejos, herramientas o un plan de acción para poder llevarte mejor con el profesor. A veces puede ser útil tener unos segundos apuntes, por lo que pedírselos a algún compañero que esté dispuesto a compartirlos contigo es una gran idea. Si eres demasiado tímido como para hablar de esto con otros alumnos, estudia sus actos y su comportamiento en clase y trata de seguir su ejemplo. Si sigues sin entenderte bien, pide tener una entrevista con el consejero escolar, que puede darte muchos consejos y sugerencias para mejorar la relación. A veces un consejero puede actuar como mediador entre tú y el profesor. Si no puedes resolver tus problemas de relación en la escuela, díselo a tus padres o tutores. Deja que se entrevisten con el profesor e intenten buscar una solución. Es poco probable que en la clase te encuentres con situaciones de maltrato físico o verbal (como comentarios racistas o sexistas). Pero si un profesor hace o dice algo que hace que te sientas mal, díselo inmediatamente a tus padres, consejero escolar, otro profesor, el director o el subdirector de la escuela. Los profesores no sólo están para darte deberes para casa, y saben más cosas además de su asignatura. Pueden ayudarte a que aprendas a actuar como un adulto y a que sepas cómo seguir aprendiendo a lo largo de la vida. Sin duda, a algunos de tus profesores los recordarás siempre, e incluso podrían cambiar tu vida. Back to Articles Related Articles Ansiedad ante los exámenes Has participado en clase, has hecho todos los deberes, has hincado los codos a la hora de estudiar y crees que dominas bastante la materia. Pero llega el día el examen. De repente, te quedas completamente en blanco, bloqueado, como si estuvieras congelado, o te pones tan nervioso que eres incapaz de responder a esas preguntas que te sabías la noche anterior. 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