Todos los niños desean y necesitan que sus padres los protejan y los cuiden. Y todos los padres desean poder decirles a sus hijos que mamá y papá siempre estarán cerca. Pero si uno de los padres se va para cumplir un servicio militar, este equilibrio se quiebra. Algunos padres deben dejar a sus familias por largos períodos de tiempo. Algunos estarán en lugares peligrosos. Y a pesar del orgullo que sienten los hombres y mujeres de los servicios armados que defienden a su país (y de saber que están bien entrenados para hacerlo), las familias de los militares no pueden evitar preocuparse por la forma en la que sus hijos manejarán la ausencia de uno de los padres. La forma en que los niños manejen la separación y lo que necesiten de los adultos que los cuidan mientras los padres están alejados no siempre es igual. Pero los niños reaccionarán y los adultos que los rodean deben estar preparados. Los padres pueden ayudar a suavizar la transición antes del despliegue militar y favorecer la resiliencia que los niños necesitan para afrontar esta situación. Antes del despliegue militar No existe una manera sencilla de decirle a un niño que uno de sus padres debe marcharse. Sin embargo, una vez que se conozca la fecha del despliegue, es importante avisarles a los niños, en especial si el despliegue militar de uno de sus padres implicará grandes cambios, como una mudanza o el cambio de la persona que cuida del niño. Aquí se incluyen algunos consejos para tener en cuenta: Sea franco y sincero. Las palabras que use son importantes y pueden significar diferentes cosas según la edad y la madurez del niño. Por eso, dígales la verdad a los niños con palabras que puedan comprender. Por ejemplo, en el caso de los niños pequeños, el concepto de una gran separación es mucho más difícil de entender que el hecho de que mamá no estará allí para llevarlos a la escuela por las mañanas o que papá no regresará hasta Navidad. Con frecuencia les resulta más fácil si se usan recordatorios visuales, como un calendario en el que se tachan las fechas para marcar el paso del tiempo. Los niños mayores, por otra parte, en especial los que miran las noticias, tal vez respondan con más miedo y preocupaciones. Tranquilícelos explicándoles que los militares están entrenados para hacer su trabajo y que se harán todos los esfuerzos posibles por garantizar su seguridad. También ayuda ser franco sobre sus propios sentimientos. Decirle a su hijo que se siente triste, preocupado, decepcionado o incluso enojado le permite a su hijo saber que sus sentimientos son normales y que puede conversar con usted de manera segura. También abre las puertas para conversar sobre maneras de hacer frente a esos sentimientos complejos cuando aparecen. Permita que los niños sepan que cuidarán de ellos. Los niños necesitan sentirse protegidos durante la ausencia de uno de sus padres; por lo tanto, hágales saber quién cuidará de ellos durante este tiempo. Los niños pequeños, en especial, pueden tener preguntas sobre su rutina diaria. Sea paciente y coherente si le hacen las mismas preguntas una y otra vez. Pero si el niño parece estar obsesionado por una pregunta, es conveniente concentrarse en el motivo por el que esto ocurre. Por ejemplo, si un niño pregunta reiteradamente quién lo llevará a la escuela incluso cuando conoce la respuesta, tal vez desee comunicar su preocupación por los cambios futuros. Dígale que está bien sentirse preocupado (¡y que usted también se siente así algunas veces!) y que existen maneras de afrontar estos sentimientos (como hacer actividades entretenidas juntos, cantar sus canciones favoritas, bailar y permanecer activo o dibujar). Haga un plan para mantenerse conectado. Permita que los niños sepan que las despedidas son difíciles para todos; incluso los adultos. Recuérdeles que mientras el padre esté ausente pensará en ellos y los amará, y hable sobre las personas que estarán allí para ayudarlos a sentirse mejor cuando estén tristes. Invite a su hijo a pensar de qué manera mantenerse conectado: desde enviar correos electrónicos hasta prometerse pensar en el otro a la misma hora todos los días. Intente no sobrecargarse. Los niños suelen verse muy afectados por los sentimientos de sus padres. Por eso, esté atento a las tensiones y la ansiedad que puedan estar acumulando en el hogar. Tampoco le diga a su hijo que será el hombre o la mujer de la casa mientras su padre o su madre están lejos. Los niños necesitan ser niños, incluso en los momentos difíciles. Por el contrario, dígales que sabe que harán lo mejor posible incluso aunque les resulte difícil. Pasen más tiempo juntos. En los días y semanas previos a la partida, muchos padres sienten la presión de dejar las cosas en orden y completar largas listas de tareas pendientes. Si bien reparar grifos con pérdidas y llevar el auto al mecánico es importante, también lo es que pase tiempo a solas con cada uno de sus hijos. Las fotografías, los videos y los recuerdos especiales de estos momentos son las cosas a las que su familia se aferrará hasta que vuelvan a estar todos juntos. Durante el despliegue militar Cuando uno de los padres se va, la vida familiar cambia y es posible que pase un poco de tiempo hasta que las cosas se vuelvan a acomodar. En este momento, los niños son vulnerables, pero los padres y los cuidadores pueden ayudarlos a atravesar este tiempo. He aquí algunas ideas: Mantenga una rutina. Ayude a contrarrestar los sentimientos de incertidumbre manteniendo la mayor previsibilidad posible en la vida familiar. Frente a los grandes cambios, hasta las cosas más pequeñas que permanecen inamovibles (como una sencilla rutina para ir a dormir o un divertido ritual matinal los sábados) pueden ser sumamente tranquilizadoras. Haga que el padre que está ausente continúe siendo parte de la vida de los niños. Sin importar si lo hace mirando fotos o videos, diciendo una oración especial, contando los días en un calendario, buscando el lugar donde se encuentra mamá o papá en un mapa, haciendo un cuaderno con recortes u organizando una actividad que le gustará a su ser querido, anime a sus hijos a encontrar formas creativas de mantenerse conectados con el padre que está lejos. Hablen con frecuencia y escuchen bien. Hasta los niños más atentos pueden malinterpretar la información. Por eso, pregúnteles a sus hijos qué escucharon y ayúdelos a corregir las malinterpretaciones y a poner las cosas en perspectiva. Hable con ellos de las cosas que los entristecen y hágales saber que es normal sentirse preocupado a veces y que usted también se siente de ese modo. Simplemente escucharlos (y hacerles saber que los comprende) es muy tranquilizador. Anime a sus hijos mayores a llevar un diario para manejar sus sentimientos. Busque apoyo. La partida de uno de los padres no solo es inquietante para sus hijos, sino que también es abrumadora para el padre que debe absorber todas las tareas adicionales. Las fuerzas armadas cuentan con programas para ayudar a las familias a atravesar los momentos difíciles. Aprovéchelos, y aproveche todos los ofrecimientos de apoyo de sus parientes, amigos o de otras familias de militares que saben por lo que usted está pasando; en especial si se siente agotado y le cuesta ofrecerles a sus hijos las interacciones positivas que necesitan. El regreso a casa Cuando llegue el momento de volver a casa, uno espera los abrazos, la emoción y las lágrimas de felicidad. Pero el período de ajuste que suele darse después puede tomar a muchas familias por sorpresa. Si bien algunos hombres y mujeres que regresan de un despliegue militar se readaptan fácilmente al ritmo de la vida en el hogar, la mayoría de las familias necesitan un poco de tiempo para encontrar el equilibrio. A continuación, se incluyen algunas ideas para facilitar la transición: Comuníquese. Muchas cosas pueden cambiar cuando uno de los padres ha estado alejado. No solo los niños son mayores, tal vez con nuevos intereses y rutinas, sino que su pareja quizás sea más independiente. Es lógico que a muchos padres o madres que regresan de un despliegue militar les cueste adaptarse a esta nueva situación. Al igual que con cualquier otra transición, la comunicación abierta y honesta es fundamental para volver a establecer una rutina que funcione para todos. Dele tiempo. Olvide las expectativas sobre la rapidez con que las cosas deben volver a la "normalidad". Que a su familia le lleve más tiempo adaptarse no significa que se quieran menos o que no van a volver a estar como antes o incluso mejor. Tenga paciencia mientras vuelven a conocerse y dele a toda la familia muchas oportunidades de volver a descubrirse. Quite la presión. Si los primeros días o semanas que están juntos en familia no son exactamente el cuento de hadas que usted tenía en mente, no se desanime. Presionarse o presionar a su familia para que actúe o se sienta de determinada manera solo hará que las cosas sean más difíciles. Mantenga el sentido del humor y permita que el proceso se desarrolle con naturalidad. Todos los niños son diferentes No hay dos niños que respondan del mismo modo al despliegue militar de uno de sus padres. Aunque pertenezcan a la misma familia, algunos niños son naturalmente controlados y resilientes, mientras que otros son mucho más sensibles. Algunos hablan de sus preocupaciones y otros se preocupan en silencio. Un niño que siente ansiedad tal vez lo demuestre de maneras sutiles. Los bebés y los niños pueden mostrarse retraídos o pegados. Los niños en edad preescolar quizás muestren una regresión en sus conductas o vuelvan a tener viejos miedos. Los niños mayores y los adolescentes (incluso los que parecen tomarse las cosas con calma) tal vez tengan problemas como falta de apetito, desinterés en las actividades, problemas de sueño y pesadillas, inquietud, dolor de estómago, agresión, enojo, tristeza y problemas escolares. Si su hijo tiene alguno de estos problemas, evite castigarlo, ponerlo en penitencia o avergonzarlo. La comunicación abierta, buscar conductas tranquilizadoras, las rutinas estables y la comprensión (así como indicaciones claras de qué conductas resultan inaceptables) pueden ayudar a su hijo a volver a la senda. Si su hijo expresa enojo hacia el padre ausente o al que permaneció junto él, intente no tomárselo a título personal. Si bien es penoso escucharlo, es normal que haya un enojo pasajero cuando a los niños les ocurre algo que no pueden o no desean controlar. Ayude a su hijo a poner sus sentimientos más fuertes en palabras (en el caso de los niños mayores, llevar un diario es una gran manera de lograrlo). Y continúe fijando los límites para las maneras inaceptables de expresar su enojo. Dígales que se siente orgulloso de su buen comportamiento, su valentía, su amabilidad, su buena voluntad y sus esfuerzos. El despliegue militar no es un momento sencillo para una familia. Sin importar si usted es el padre que tuvo que alejarse o el que permaneció en el hogar, sus hijos necesitan de su amor y de su aliento más que nunca. Algunos días pueden ser más complicados que otros, pero usted puede atravesarlos, en especial con la ayuda de otras personas. Back to Articles Related Articles Trastorno de estrés postraumático (TEPT) El trastorno de estrés postraumático se asocia con frecuencia a soldados y otras personas que han estado en frentes de guerra. Pero cualquier persona, incluso los niños, puede desarrollar este trastorno tras vivir un suceso traumático. Read More El estrés en los niños Incluso los niños muy pequeños tienen preocupaciones y sienten estrés en alguna medida. Read More Note: All information is for educational purposes only. For specific medical advice, diagnoses, and treatment, consult your doctor. © 1995-2021 KidsHealth®. All rights reserved. Images provided by The Nemours Foundation, iStock, Getty Images, Veer, Shutterstock, and Clipart.com.