Independientemente de que usted sea un reciclador a rajatablas que hace las compras en bolsas de lona y tiene un tacho para el abono en su patio trasero o un padre ocupado que le interesa idear formas rápidas de separar el plástico del vidrio, le resultará fácil orientar a su familia hacia una vida más ecológica.

No obstante, las mejores prácticas ecológicas requieren la cooperación de todos y cada uno de los miembros de la familia. Entonces, ¿cómo pueden conseguir los padres que sus hijos reduzcan los residuos, reutilicen, reciclen y asuman las demás prácticas básicas de la responsabilidad medioambiental?

Al igual que con la mayoría de los buenos hábitos, la mejor forma de enseñarlos consiste en que usted sea un buen modelo de rol para sus hijos. Si les muestra que usted se preocupa por el entorno y lo respeta, sus hijos harán lo mismo.

Se trata de un asunto familiar

He aquí algunas sugerencias a adoptar como familia:

  • Enseñe a sus hijos el respeto por el aire libre. Puede empezar por su propio patio trasero. Ayude a sus hijos a plantar un árbol o flores en el jardín. Coloquen un comedero y una pileta para pájaros, así como una pajarera y nidos. Los niños se pueden encargar de limpiar y volver a llenar la pileta, de limpiar los restos de semillas dispersos por el comedero y de rellenarlo cuando se acabe la comida.

    A mayor escala, pueden programar unas vacaciones familiares centradas en la naturaleza. Tal vez un viaje de verano al Gran Cañón o al Parque de Yellowstone resulte atractivo para su aventurera familia. También pueden hacer viajes más cortos, como una visita de un día a un parque nacional o estatal. Hasta un par de días en la playa les puede ofrecer muchas oportunidades para fijarse y hablar sobre las plantas y animales que se vayan encontrando y sobre por qué es importante proteger sus hábitats.
  • Reciclen. Reciclar es fácil y, en algunas comunidades, obligatorio. Entérese de su legislación municipal sobre reciclaje. Algunas comunidades permiten mezclar todos los productos reciclables en un mismo contenedor, mientras que otras exigen separarlos en diferentes contendedores. Es posible que usted deba utilizar un tacho diferente para cada tipo de artículos reciclables, por ejemplo, uno para el plástico, otro para el vidrio, otro para el papel y otro para las latas. Los niños pueden encargarse de catalogar (y enjuagar, en caso necesario) los artículos a reciclar, colocarlos en sus respectivos tachos y llevar los tachos a los contenedores de basura. Pida a sus hijos que, después de vaciar los tachos, los enjuaguen (en caso de que estén sucios) y que los vuelvan a llevar a la casa o al garaje.
  • Beban su propia agua. El agua embotellada es cara y los expertos afirman que no está más limpia ni es más segura que el agua corriente. De hecho, la gran mayoría del agua embotellada, en realidad, solo es agua corriente filtrada. En EE.UU., el agua del grifo es extremadamente segura. Los suministros de agua municipales se supervisan constantemente y se hacen públicos sus resultados. Y, si no se reciclan, las botellas de plástico (la mayoría de las cuales se fabrican con tereftalato de polietileno, un derivado del crudo) pueden acabar en los vertederos. Por lo tanto, haga que sus hijos beban agua del grifo (puede añadir un filtro para mejorar su sabor) en botellas reutilizables.
  • Limpien con productos verdes. Muchos productos naturales pueden sustituir a los productos de limpieza de fabricación industrial, muchos de los cuales pueden ser, además, peligrosos. Unos pocos ejemplos: para eliminar el mal olor en alfombras, espolvoree bicarbonato sobre ellas, espere 15 minutos y pase la aspiradora; utilice vinagre y bicarbonato para cualquier tarea, desde limpiar hornos y desagües hasta quitar manchas y pulir o abrillantar metales. Hay muchos sitios de Internet que ofrecen consejos de limpieza respetuosos con el medio ambiente y muchos establecimientos que distribuyen productos de limpieza no tóxicos para aquellas personas que no se los quieran fabricar.
  • Echen una mano. En muchas comunidades se favorecen las actividades que respetan con el medio ambiente, como las campañas para limpiar parques de la localidad. Tal vez el área que rodea la escuela de su hijo necesite ciertas mejoras.

Conseguir que sus hijos se conecten con lo ecológico

Anime a sus hijos a encontrar formas de limitar los residuos, reducir el gasto eléctrico, evitar compras innecesarias y reutilizar objetos en sus actividades cotidianas. He aquí cómo:

  • Enséñeles a conservar la energía. Recuerde a sus hijos que apaguen las luces, las computadoras y el televisor cuando no los utilicen y que eviten quedarse parados delante de la heladera con la puerta abierta.
  • Pídales que vayan a pie. Si sus hijos pueden ir a pie o en bicicleta al colegio o a visitar a sus amigos con seguridad, en vez de pedir a sus padres que los lleven en coche, ¡anímelos para que opten por lo primero! O, si le preocupa su seguridad, considere la posibilidad de organizar desplazamientos en grupo al y desde el colegio, sea pie o en bicicleta, bajo la supervisión de un adulto.
  • Dejen que haya (más) luz. Los niños mayores pueden ayudar a sustituir las bombillas corrientes por bombillas más eficaces en términos energéticos. Las bombillas fluorescentes compactas proporcionan aproximadamente la misma luz que las incandescentes, pero duran mucho más y utilizan mucha menos energía.
  • Reutilicen y recarguen. Compre pilas recargables para los aparatos electrónicos y los juguetes de sus hijos y enséñeles cómo cuidar de ellas y cómo recargarlas. Así reducirá los residuos e impedirá que los metales tóxicos, como el mercurio, acabe en los vertederos.
  • Pasarlo. Pida a sus hijos que separen aquellos juguetes, libros, ropas y otros objetos que hayan dejado de utilizar para donarlos a organizaciones caritativas locales. Pídales que le acompañen cuando haga la donación para que pueden ver cómo grupos, como Goodwill y Salvation Army de EE.UU., utilizan las donaciones para ayudar a otras personas.

Los anteriores consejos solo son algunas de las formas de conseguir que su familia se vuelva más respetuosa con el medio ambiente. Una vez consiga que todo el mundo se comprometa en este proyecto de conservación, anime a sus hijos a averiguar nuevas e interesantes formas de ser ecológicos.

¿Puede su hijo de primaria reducir la cantidad de papel que utiliza para imprimir información procedente de Internet? ¿Podría su hijo en edad adolescente reducir el tiempo que tarda en ducharse?

Si consigue que sus hijos se comprometan de este modo, empezarán a pensar en cómo sus esfuerzos individuales repercuten sobre el mundo en que vivimos y en cómo los pequeños cambios permiten hacer (y harán) grandes cosas.

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