Cuando viaja con su familia, la tendencia a salirse de la rutina doméstica en lo relativo a los hábitos alimentarios y de sueño hace que las probabilidades de que algún miembro de la familia contraiga una enfermedad se incrementen. Puede costar cierto tiempo adaptarse a la comida, el agua y el aire de un entorno diferente. Y los niños son especialmente proclives a desarrollar problemas relacionados con los viajes, como el mareo por movimiento, la diarrea y las infecciones.

Planificar las cosas con cierta anticipación y preparar el equipaje con sentido común pueden ayudarle a mantener sana a toda su familia mientras viajan. He aquí algunos aspectos a tener en cuenta cuando su familia se prepare para viajar.

Consideraciones especiales para viajar al extranjero

Si van a viajar al extranjero, empiece por prepararse con suficiente tiempo de anticipación. Por ejemplo, es importante que averigüe las vacunas que debería ponerse su hijo (e incluso usted) porque:

  • Los distintos países tienen riesgos diferentes y requisitos de vacunación específicos. Por ejemplo, su familia necesitará vacunarse contra la fiebre amarilla si piensan viajar al África subsahariana o a la zona tropical de América del Sur, pero no si piensan viajar a Europa del este.
  • Algunas vacunas requieren varias dosis, que se administran de forma consecutiva a lo largo de un periodo de días o a veces de semanas.
  • La mayoría de las vacunas necesitan tiempo para hacer efecto en el organismo.

La mayoría de las vacunas se deben administrar por lo menos con un mes de anticipación antes del viaje, de modo que usted debería pedir hora de visita con su médico y con el pediatra de su hijo de cuatro a seis semanas antes de iniciar el viaje. Incluso si tienen pensado viajar dentro de menos de cuatro semanas, debería realizar una cita con el pediatra porque su hijo podría beneficiarse de recibir vacunas o medicamentos preventivos.

En función de sus planes de viaje, es posible que el médico y/o el pediatra les recomiende que, aparte de las vacunas ordinarias, usted y/o su hijo se vacunen contra:

  • la fiebre tifoidea
  • la hepatitis A y B
  • la fiebre amarilla
  • la encefalitis Japonesa B
  • la meningitis
  • la rabia

Asimismo, los niños de cualquier edad pueden contraer la malaria, de modo que si piensan viajar a un país donde exista éste riesgo, hable con el pediatra de su hijo sobre la medicación contra la malaria. El pediatra decidirá cuál es el mejor medicamento preventivo, teniendo en cuenta tanto el país de destino como el estado de salud del niño.

Consulte al pediatra de su hijo o visite el sitio web de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su siglas en inglés) para encontrar información sobre el listado de vacunas recomendadas o imprescindibles (el sitio web mencionado incluye un apartado dedicado a la salud del viajero y en este apartado podrá buscar información sobre su lugar de destino). Asegúrese también de llevar consigo la cartilla de vacunación de su hijo si viajan al extranjero.

Problemas más frecuentes relacionados con los viajes

Independientemente de lo lejos que piensen viajar, existen algunas cuestiones relacionadas con la salud que es posible que su familia deba afrontar cuando viaje, como los cambios de horario (el denominado "jet lag"), las molestias en los oídos, el mareo por movimiento y la diarrea.

Cambios de horario

Cuando usted viaja en avión y atraviesa varias zonas horarias (o husos horarios), a su reloj interno le puede costarle bastante acostumbrarse a la hora del país de llegada. Por ejemplo, si usted suele acostarse a las 21 horas y viaja de Nueva York a California, donde el huso horario se adelanta tres horas con respecto al de Nueva York, es posible que le apetezca acostarse a las 18 horas porque ya habrá estado despierto durante el tiempo que acostumbra a estarlo y su cuerpo necesitará descansar. Probablemente no se podrá acostar hasta que sean las 21 horas, momento en que estará sumamente cansado porque su cuerpo habrá estado despierto durante más tiempo que el de costumbre.

Aparte de cansancio, el "jet lag" también puede ocasionar molestias estomacales e insomnio. He aquí algunos consejos para hacer frente al "jet lag":

  • Pruebe a adaptar el ciclo de sueño de su familia dos ó tres días antes de salir de viaje.
  • Descanse mucho antes de salir de viaje. Si es posible, duerma durante el vuelo.
  • La deshidratación contribuye a los efectos secundarios del cambio de horario, de modo que asegúrese de que todos beben abundante agua durante el vuelo. Eviten el alcohol, el café, el té y otras bebidas que contengan cafeína.
  • En los vuelos largos, intenten hacer estiramientos con regularidad e, incluso, paséense por los pasillos del avión cuando estén despejados y esté permitido hacerlo.
  • Después de la llegada, anime a su hijo a estar activo al aire libre o en áreas muy iluminadas durante el día.
  • Intente seguir la hora local en su lugar de destino (por ejemplo, intente mantener a su hijo despierto hasta su hora habitual de acostarse).

Dolor de oídos

Es habitual que los niños experimenten dolor de oídos cuando el avión despega y cuando aterriza, a consecuencia de la presión que se genera en el oído medio mientras intenta compensar los rápidos cambios de presión propios de los vuelos. Anime a su hijo a tragar, bostezar o, si es lo bastante mayor, a masticar chicle. Si todavía es un bebé, está bien amantarlo o darle el biberón o un chupete.

Todas estas conductas pueden contribuir a que los oídos se vayan adaptando a los cambios de presión. También puede darle a su hijo un analgésico, como el paracetamol, entre 30 y 60 minutos antes de despegar o, si se trata de un vuelo largo, también antes de aterrizar.

Mareo por movimiento

El mareo por movimiento (o cinetosis) está ocasionado por el conflicto que se crea entre la vista y el oído: el oído interno detecta movimiento, pero los ojos, enfocados en el interior del coche o en otro vehículo, no lo detectan. La llegada al cerebro de señales contradictorias puede provocar nauseas, mareo, vómitos, palidez y sudores fríos.

Este tipo de mareo suele ocurrir en barcos, pero también puede afectar a los niños cuando viajan en avión, autobús y coche. Algunas formas de ayudar a combatir este tipo de mareo son las siguientes:

  • Antes de partir, haga que su hijo ingiera una comida o un tentempié que sean ligeros, ya que los mareos por movimiento son peores cuando el estómago está vacío. Ofrézcale alimentos que sean fáciles de digerir, como los hidratos de carbono complejos, y evite los alimentos grasos.
  • Trate de evitar comer durante los viajes cortos. En los viajes largos, tomen bebidas a sorbos e ingieran tentempiés ligeros.
  • Si su hijo se empieza a marear, ofrézcale un tentempié ligero, como unas galletas saladas.
  • Trate que su hijo mire hacia el exterior del automóvil en vez de hacia el interior. Debería centrar la vista en objetos fijos, en vez de en objetos móviles (como otros coches) o en un punto alejado.
  • Mantenga la ventana un poco abierta para que circule aire fresco.
  • Utilicen los apoyacabezas para reducir los movimientos de la cabeza.
  • A ser posible, hagan paradas con frecuencia en áreas de descanso o parques. Y, si su hijo se queja de que está mareado y pueden pararse con seguridad, detenga el automóvil, ya que un breve paseo y un poco de aire fresco le podrían ayudar.
  • Hable con su pediatra sobre medicamentos para prevenir el mareo por movimiento.

Diarrea

La diarrea y otras molestias estomacales, que son bastante habituales durante los viajes, suelen estar ocasionadas por bacterias u otros gérmenes que entran en el sistema digestivo, generalmente tras la ingesta de agua o alimentos contaminados. La diarrea puede ser especialmente problemática en los niños pequeños y en los lactantes, que se pueden deshidratar con mayor facilidad que los adultos.

En muchos países subdesarrollados o en vías de desarrollo el agua no se trata de la misma forma que en los países desarrollados, de modo que puede contener bacterias, virus y parásitos.

Adopte las siguientes precauciones para asegurarse que el agua es segura:

  • Considere la posibilidad de beber solamente agua embotellada cuando viaje.
  • Utilice solo agua purificada para beber, hacer cubitos de hielo, lavarse los dientes y mezclarla con leche artificial para bebés u otros alimentos.
  • Si utiliza agua corriente, hiérvala antes o purifíquela con una pastilla de yodo.

Otras formas de prevenir la diarrea y las molestias gastrointestinales son:

  • Si amamanta a su bebé, no deje de hacerlo.
  • Recuerde a su hijo que siga practicando sus buenos hábitos higiénicos, como lavarse las manos, tal y como hace en casa.
  • Si tiene un bebé, mantenga bien limpios sus chupetes, mordedores y juguetes.
  • Tenga siempre a mano un gel antiséptico para manos elaborado con alcohol.
  • Asegúrese de que todos los productos lácteos estén pasterizados.
  • Las frutas y las verduras deben cocinarse o lavarse y pelarse bien antes de ingerirlas.
  • Las carnes y los pescados deben de estar bien cocinados y deben comerse justo después de la preparación.
  • Evite ingerir alimentos procedentes de vendedores callejeros.

Estén bien preparados

Cuando prepare el equipaje, incluya medicamentos y otros artículos de carácter médico que usted y su familia utilicen con regularidad porque podría ser difícil encontrarlos en su lugar de destino. No olvide los inhaladores, los medicamentos contra la alergia y la insulina, en caso de que sean necesarios.

Otros artículos a considerar para incluir en el equipaje son los siguientes:

  • analgésicos de venta sin receta médica, como el paracetamol
  • un pequeño botiquín de primeros auxilios que incluya antiséptico, pomada antibiótica, curitas, vendas y aquellos medicamentos de venta sin receta médica que le recomiende su médico o el pediatra de su hijo
  • protector solar
  • repelente de insectos (los que funcionan mejor son lo que contienen DEET)
  • toallitas sanitarias húmedas que contengan alcohol a utilizar cuando no dispongan de agua o de jabón

Antes de salir de viaje, infórmese bien de cómo encontrar un hospital o instalación sanitaria próxima al lugar de destino, sobre todo si su hijo padece una afección médica crónica. Si piensan viajar al extranjero, trate de encontrar una instalación donde hablen su idioma.

También es inteligente llevar consigo un resumen de los antecedentes médicos de su hijo. Si disponen de esta información, el personal médico que atienda a su hijo podrá tomar decisiones adecuadas sobre su tratamiento y usted no necesitará acordarse de facilitar información importante en un momento donde lo más probable es que esté nervioso y/o preocupado.

Los antecedentes médicos de su hijo deberían incluir:

  • su nombre, el nombre de su hijo, la dirección y el número de teléfono de su residencia habitual
  • el tipo de sangre de su hijo
  • el listado de vacunas que ha recibido su hijo hasta la fecha
  • el nombre, dirección y los números de teléfono de emergencias y de la oficina del pediatra de su hijo
  • el nombre, dirección y número de teléfono de su compañía médica, incluyendo su número de póliza
  • un listado de cualquier afección de seguro medico que padezca su hijo, como la diabetes o el asma
  • un listado de los medicamentos que toma su hijo, junto con el nombre y número de teléfono de su farmacia habitual
  • un listado de las alergias a medicamentos, alimentos, insectos y/o animales que padezca su hijo
  • la prescripción médica del oftalmólogo de su hijo sobre anteojos o lentes de contacto
  • el nombre, dirección y número de teléfono de un pariente cercano distinto de usted

Y no olvide ...

Mientras estén lejos de su casa, es importante que sigan adoptado las mismas medidas de seguridad que adoptan en casa, que incluyen las siguientes:

  • Protegerse del sol. Controle la medida en que su hijo se expone al sol. Los rayos ultravioleta (UV) son especialmente intensos cerca del ecuador, en grandes altitudes, entre las 10 de la mañana a las 4 de la tarde y donde la luz se refleja en el agua o la nieve. Aplíquense un protector solar de amplio espectro, con un factor de protección solar (FPS) mínimo de 15 cada dos horas, sobre todo después de sudar o de exponerse al agua. E incluyan en el equipaje sombreros y anteojos de sol para evitar que el rostro de su hijo se exponga al sol.
  • Seguridad ante el agua. Es vital que vigile constantemente a su hijo en lugares donde haya agua alrededor. Puesto que es posible que los artículos de seguridad para medios acuáticos, como los chalecos salvavidas y las antiparras, no estén disponibles en su lugar de destino, considere la posibilidad de llevárselos desde su propia casa si piensa pasar tiempo en o cerca del agua.
  • Seguridad en el coche. Si alquila un coche, lleve su silla ya que es posible que el coche alquilado no venga con sillas bien mantenidas o aprobadas. Los niños que pesen menos de 40 libras (o menos de 18 kg) deben estar sujetos en la silla con arneses adecuados. Los bebés y niños menores de 3 años deben sentarse mirando hacia la parte posterior del coche hasta que alcancen el límite máximo de peso y altura recomendados por el fabricante. Los niños que por el peso o la altura ya no puedan usar el asiento que se orienta hacia adelante deben usar asientos elevadores con los respectivos cinturones de seguridad. Esto sucede entre los 4 y los 8 años de edad.

Antes de salir de viaje, considere la posibilidad de pedir información a su médico y al pediatra de su hijo sobre cómo proteger a su familia de enfermedades y lesiones durante el viaje. El hecho de organizarse las cosas con anticipación, le ayudará a tener la seguridad de que, cuando llegue el momento de salir de vacaciones, lo único que tendrá que hacer será ¡relajarse y disfrutar!

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