Es innegable, llevarte bien con tu profesor o profesora es una buena cosa porque hace que el tiempo que pasas en clase te resulte más agradable.

Y sí, también está bien llevarse bien con los profesores porque, en general, es bueno aprender a relacionarse con los distintos tipos de personas con que nos toparemos a lo largo de nuestras vidas.

Pero todavía hay una razón más, superimportante, para que te lleves bien con tu profesor. Cuando uno se lleva bien con su profesor, "el aprendizaje resulta mucho más fácil" dice Evelyn Vuko, una profesora con una larga experiencia docente que escribe una columna sobre educación titulada "El profesor dice" en el Washington Post.

De hecho, los niños que se llevan bien con sus profesores no solo aprenden con más facilidad, sino que se sienten más cómodos a la hora de hacer preguntas en clase y pedir ayuda. Esto les facilita la compresión de los contenidos de las distintas asignaturas y les permite obtener mejores resultados en los exámenes. Cuando uno tiene una buena relación con su profesor, este último se puede convertir en alguien a quien acudir cuando se tengan problemas, se trate de problemas estrictamente académicos o de otras cuestiones relacionadas con el centro de enseñanza, como el acoso escolar.

Independientemente de que ahora estés cursando primaria o secundaria, estás en una etapa maravillosa de la vida. Eres una especie de esponja, capaz de absorber multitud de información nueva e interesante. Además, puedes reflexionar sobre toda esa información de formas nuevas. Tu profesor lo sabe y lo más probable es que le encante ser la persona encargada de presentarte todos esos conocimientos y ayudarte a darles sentido. No olvides que los profesores también son personas y disfrutan cuando sus alumnos están abiertos y son receptivos a sus enseñanzas. Por eso eligieron ser profesores -¡para enseñar!

Algunos niños no tienen ningún problema en asimilar los contenidos independientemente del contexto de aprendizaje e independientemente de que les guste o no el profesor que los imparte. Pero a la mayoría de los niños les afecta cómo se llevan con sus profesores y, si no se acaban de entender con ellos, no aprenden tan bien y no disfrutan en las clases.

¿Qué significa "llevarse bien" con un profesor?

Pero ¿qué significa exactamente "llevarte bien" con tu profesor? "Llevarte bien" con tu profesor significa tener una forma de comunicaros que os funciona a ambos y que os permite obtener lo que necesitáis de la relación. Desde el punto de vista de tu profesor, él querrá estar seguro de que tú le prestas atención, eres educado y respetuoso con él y te esfuerzas por aprenderte lo que te enseña. Desde tu punto de vista, tú quieres que tu profesor te respete, responda a tus dudas y preguntas e intente ayudarte en tu proceso de aprendizaje.

En todos los colegios y centros de enseñanza los niños dicen que determinados profesores son muy malhumorados o muy duros, pero no juzgues a un profesor hasta que estés en su clase y veas cómo se comporta con tus propios ojos. La mayoría de las veces, tus profesores estarán de tu lado. Y un profesor que tiene fama de duro puede ser sencillamente una persona que se toma muy en serio su profesión –enseñarte la asignatura que se supone has de aprender. También es importante recordar que cometer errores forma parte del proceso de aprendizaje. Identificando tus errores y ayudándote a corregirlos, tu profesor te está enseñando.

¿Y si no nos llevamos bien?

Tus profesores quieren llevarse bien contigo y disfrutan cuando te ven aprender cosas nuevas. Pero los profesotes a veces tienen conflictos con sus alumnos porque sus personalidades no acaban de encajar, algo que puede ocurrir entre cualquier par de personas. Si le demuestras a tu profesor que quieres mejorar las cosas, probablemente él hará todo lo posible para que eso ocurra. Intentando solucionar este tipo de problemas, aprenderás mucho sobre cómo llevarte bien con personas que son distintas a ti.

Si el problema parece difícil de solucionar, sigue estos pasos:

  1. Habla con un adulto de confianza, como uno de tus padres, el psicólogo de tu centro de enseñanza, tu tutor o todos ellos.

  2. Date tiempo. Es posible que, de entrada, tu profesor no te caiga bien o no te dé buenas vibraciones, pero las cosas podrían cambiar cuando os conozcáis más.

  3. Si te das un tiempo y las cosas no mejoran, habla con tus padres sobre qué podrías hacer a continuación. Muchas veces va bien organizar una entrevista o reunión para hablar sobre el problema. Esto tal vez ayude a aclarar las cosas y a mejorar la situación. "El objetivo de ambas partes debería ser lograr la confianza y el entendimiento mutuos" dice la Sra. Vuko.

Tu relación con tu profesor probablemente será tu primera oportunidad para desarrollar una relación que podríamos denominar laboral o comercial. Del mismo modo que tus padres establecen relaciones laborales o comerciales con las personas con quienes trabajan o con el cartero que les lleva el correo a casa, los niños también pueden establecer este tipo de relaciones. Son distintas a las relaciones familiares y a las relaciones de amistad, que se basan en el afecto mutuo. En una relación laboral o comercial, ambas partes obtienen un beneficio de la relación, pero no necesitan ser buenos amigos, gustarse o apreciarse mutuamente. Solamente necesitan respetarse mutuamente, ser educados y centrarse en la tarea que tienen entre manos. En otras palabras, necesitan "ir al grano".

Cuando actúes de ese modo y tengas en mente que no eres el único alumno de la clase, ayudarás a tu profesor. Lo más probable es que él se dé cuenta de ello y lo valore. A los profesores también les agrada que sus alumnos les hagan caso, se apliquen y respeten las normas de la clase. Por ejemplo, puede haber normas como prestar atención cuando hable otro alumno, respetar los turnos o levantar el dedo cuando se quieras decir algo o hacer una pregunta.

¿Cuáles son las responsabilidades del alumno?

A pesar de que haya un profesor que no sea precisamente tu preferido, aún y todo podrás tener una relación satisfactoria con él, sobre todo si asumes tus principales responsabilidades como alumno. He aquí algunas de esas responsabilidades:

  • Ir a clase dispuesto a aprender cosas nuevas.

  • Asistir a clase con el material adecuado: lápiz, bolígrafo, libros, cuadernos…, y con los deberes y trabajos hechos.

  • Escuchar y prestar atención cuando hable el profesor.

  • Dar lo máximo de ti mismo, sea en clase, en los trabajos o deberes que te manden hacer en casa o a la hora de los exámenes.

Hemos hablado sobre las dificultades que pueden surgir cuando uno no se lleva bien con un profesor. Ahora ha llegado el momento de hablar sobre cosas buenas. Algunos profesores dejan tanta huella en sus alumnos que estos nunca los olvidan. Algunos ex alumnos incluso vuelven a visitar a sus antiguos profesores mucho tiempo después de cursar estudios superiores o cambiarse de centro de enseñanza. Tal vez hayas visto a ex alumnos visitando a sus antiguos profesores en tu colegio. Eso es todo un cumplido y un motivo de satisfacción para un profesor –saber que ha sido tan especial para un alumno que este quiere seguir manteniendo el contacto. Y puedes hacerle un cumplido todavía mejor a tu profesor preferido: ¡crecer y estudiar para que, de mayor, puedas convertirte en el profesor preferido de tus futuros alumnos!

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