Clases. Deberes. Proyectos especiales. Incluso para los alumnos que no tienen ningún problema de salud, mantenerse al día con las tareas escolares puede ser todo un reto. Entonces, ¿qué ocurre cuando tienes que perderte muchas clases porque estás enfermo?

Es posible que te parezca que faltar a clase será otra cosa más de la que preocuparte. Pero no tiene que ser así. De hecho, si eres como la mayoría de los alumnos con cáncer u otros problemas de salud importantes, comprobarás que estudiar te ayudará a desconectar de todo lo demás. Adquirir nuevas habilidades, aprender y resolver problemas son formas estupendas de sentirte bien contigo mismo y con tus facultades.

Trabaja de una forma que te funcione

Cuando uno está enfermo, necesita encontrar una forma de estudiar que sea adecuada para él. Lo adecuado o conveniente puede cambiar de un día a otro. Algunos días tendrás la energía necesaria para abordar un complejo proyecto trimestral. Otros días necesitarás ir más despacio o bien tomarte un descanso, y no habrá ningún problema con que lo hagas. Es posible que no puedas predecir cómo te vas a encontrar cada día. Ten múltiples proyectos a mano para que siempre haya algo que te pueda apetecer hacer.

Es duro abrir un libro y empezar a trabajar, pero eso es algo que les ocurre a todos los estudiantes que se ponen a estudiar. Puesto que te puede costar un rato involucrarte en un proyecto, haz un esfuerzo por seguir trabajando por lo menos durante media hora. Así, descubrirás si realmente no estás lo bastante bien como para concentrarte o si solo necesitas superar el esfuerzo inicial de empezar a trabajar.

Lo último que necesitas, cuando tu principal foco de atención deber ser mejorar tu salud, es sentir que las tareas escolares son una sobrecarga. Nadie aprende bien cuando está estresado. Si empiezas a sentirte estresado, habla con tus profesores.

Consejos para organizarte el trabajo escolar

He aquí algunas pautas para que los estudiantes que están enfermos o ingresados en un hospital se puedan mantener al día sobre lo que se está haciendo en clase:

Infórmate bien. Empieza preguntándole a tu médico cuánto tiempo considera que vas a tener que faltar a la escuela. Averigua si tus tratamientos pueden interferir en tu capacidad de concentración, de trabajo y de cumplimiento de los plazos de las entregas. Saber todo esto te ayudará a planificar las cosas con tiempo y a hablar con tus profesores.

Habla con tus profesores. Tal vez necesites seguir un horario reducido o modificar los plazos de entrega de los trabajos y las fechas de los exámenes. El personal de tu escuela te puede ayudar a planificar tus tareas escolares. En cuanto sepas cuál va a ser tu plan de tratamiento, informa a tus profesores. Cuanto más informados estén, más fácil les resultará trabajar contigo.

Si vas a tener que pasar mucho tiempo en el hospital o en casa, mantén el contacto con tus compañeros de clase a través de las redes sociales, el correo electrónico, el móvil y los mensajes de texto. Tal vez hasta puedas unirte a una clase a través de una computadora vía Skype. En Estados Unidos, hay algunos programas federales que ofrecen computadoras portátiles gratuitas o a bajo precio a los estudiantes mientras están ingresados en un hospital. Pregunta a tu médico, al trabajador social o al personal del departamento de informática de tu hospital si disponen de esos programas.

Fíjate metas realistas. Si vas a tener que faltar mucho a clase o vas a estar ingresado en un hospital durante mucho tiempo seguido, es posible que el personal de tu centro de estudios te ofrezca un plan educativo individualizado (IEP). Será un plan hecho justo a tu medida: establecerá unas metas y desarrollará unas estrategias que te ayudarán a rendir en los estudios.

Los planes educativos individualizados permiten hacer adaptaciones en la carga académica de cada alumno. Por ejemplo, tu IEP te puede limitar la cantidad de deberes, darte más tiempo para hacer los exámenes y otros proyectos, o darte permiso para grabar las clases o para utilizar una computadora portátil en la toma de apuntes.

Junto con un IEP, es posible que tengas un Plan 504. Este plan incorporará cualquier adaptación física que puedas necesitar, como salir del aula unos pocos minutos antes de que suene la campana para evitar unos pasillos abarrotados, permiso para utilizar el baño cuando lo necesites o llevar agua y un tentempié encima para tener más energía durante la clase. Hasta es posible que la escuela te asigne a un ayudante para moverte por tu centro de estudios de una forma segura.

Tengas o no tengas un IEP, mantente en contacto con tus profesores mientras te ausentas de la escuela. Infórmales de tus avances, y no tengas miedo ni te avergüences si les tienes que decir que vas por detrás de lo que marca tu plan. Es mejor para tus calificaciones que los profesores sepan con tiempo de antelación que no vas a poder cumplir un plazo de entrega en vez de no poder entregar un trabajo y después tenerles que explicar el porqué. Si te das cuenta de que puedes trabajar más deprisa de lo que marca tu plan, indícaselo también a tus profesores.

Pide ayuda. Tus padres, profesores y amigos probablemente estarán contentos de ayudarte, sea dándote consejos para organizar tu tiempo de estudio o ayudándote a entender un concepto difícil. Pero la gente no sabrá que necesitas ayuda a menos de que se la pidas.

Algunos hospitales y centros de tratamiento tienen profesores y tutores que pueden trabajar contigo, sea en tu casa o en el hospital, en tu habitación o en un aula. Estos profesores te pueden ayudar en las asignaturas y tareas escolares, así como hablar con tu centro de estudios para ayudarte a volver a las clases cuando te encuentres mejor. Algunos estudiantes prefieren trabajar con un tutor o profesor, a otros les gusta trabajar solos y hay otros a quienes les gusta combinar ambas formas de trabajar. Pregunta a tu médico, enfermero o trabajador social sobre los recursos disponibles en tu hospital.

Sigue un calendario de plazos, programación de exámenes y otras fechas de entrega. Trabaja teniendo en cuenta esas fechas para saber de cuánto tiempo dispondrás cada semana para las distintas tareas. Cuanto mejor te organices, más sencillo te resultará planificar y podrás sacar el máximo partido de los momentos en que te encuentres lo bastante bien como para trabajar (y reducir la presión que es posible que te impongas en los momentos que no te encuentres tan bien).

Pasa tiempo con tus amigos y sal al exterior, si puedes. Si tienes que faltar a clase durante mucho tiempo seguido pero estás lo bastante bien como para salir una o dos horas de vez en cuando, únete a tus amigos para asistir a reuniones o celebraciones deportivas, teatrales o de otro tipo. Te puede ayudar a sentirte conectado.

Seguir estas recomendaciones te pueden facilitar la vuelta a la escuela y hacer menos probable que te atrases en los estudios. También te permitirá hacer algo más, algo de lo que carece la mayoría de los estudiantes de secundaria: la oportunidad de aprender unos buenos hábitos de planificación y de estudio. Si piensas ir a la universidad más adelante, ya tendrás la disciplina necesaria para mantenerte motivado y estudiar por ti mismo.

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