Las congelaciones son, como sugiere su nombre, partes de tejido corporal congeladas. También conocidas como “quemaduras por frío”, generalmente afectan solo a la piel, pero pueden ser más profundas, y deben tratarse con cuidado para impedir lesiones permanentes del tejido corporal. Los niños tienen más probabilidades de padecer congelaciones que los adultos porque pierden calor más deprisa y porque suelen ser más reticentes a dejar de jugar al aire libre en los días de invierno para guarecerse en un interior y calentarse. Usted puede contribuir a que su hijo no sufra congelaciones abrigándole con múltiples capas de ropa, asegurándose de que se protege del frío en los días de invierno entrando en un interior a intervalos regulares y aprendiendo a detectar los signos de principio de congelación, la primera señal de aviso de que se puede desarrollar una congelación propiamente dicha. Principios de congelación Los principios de congelación suelen afectar a las partes del cuerpo más expuestas al frío, como los pómulos, la nariz, las orejas y los dedos de manos y pies, y se caracterizan por que el área afectada se pone roja y pierde la sensibilidad, como si estuviera dormida o anestesiada. Los principios de congelación se pueden tratar en casa. Qué hacer: Lleve inmediatamente a su hijo a un interior. Quítele todas las piezas de ropa que estén húmedas o mojadas. La ropa húmeda o mojada le quita calor al cuerpo. Sumerja las partes del cuerpo afectadas en agua tibia (no caliente) durante 20 a 30 minutos hasta que recuperen la sensibilidad. No permita que su hijo controle la temperatura del agua durante el proceso. Una mano insensible por un principio de congelación no nota el calor y podría sufrir graves quemaduras al sumergirse en agua demasiado caliente. Llame al pediatra si su hijo no recupera la sensibilidad o presenta signos de congelación propiamente dicha. Congelaciones Las congelaciones se caracterizan por que la piel adquiere una tonalidad blanca y cérea y se vuelve insensible y dura al tacto. Requieren tratamiento médico de urgencia. Qué hacer: Vista a su hijo con ropa seca en un ambiente cálido. Llame al pediatra inmediatamente o lleve a su hijo al servicio Urgencias del hospital más cercano. Si la congelación afecta a los pies, llévelo en brazos. Si no puede llevarlo inmediatamente a un hospital o debe esperar la llegada de una ambulancia, déle una bebida caliente e inicie el tratamiento de primeros auxilios: Sumerja las áreas congeladas en agua tibia –en torno a los 100º Fahrenheit (entre 37 y 38º C)- o aplíquele compresas calientes durante 30 minutos. Si no dispone de agua caliente, envuélvalo con cuidado en mantas secas previamente calentadas. No utilice calor directo, como el del fuego o una manta eléctrica. No descongele el área afectada si existe riesgo de recongelación, lo que podría lesionarle gravemente los tejidos. No frote la piel congelada ni restriegue nieve contra ella. El proceso de recalentamiento irá acompañado de una sensación de quemazón. Es posible que salgan ampollas en la piel o que la parte afectada se inflame y adquiera una tonalidad roja, azul o amoratada. Cuando la piel recupera tanto su color original como la sensibilidad, significa que el área se ha descongelado. Aplique una gasa o venda estéril sobre el área, colocándola entre los dedos de las manos o los pies si estos están afectados. Intente no reventar ninguna ampolla. Envuelva las áreas recalentadas para prevenir posibles recongelaciones, e indíquele a su hijo que mantenga las partes del cuerpo descongeladas todo lo quietas de que sea capaz. Back to Articles Related Articles Note: All information is for educational purposes only. For specific medical advice, diagnoses, and treatment, consult your doctor. © 1995-2021 KidsHealth®. All rights reserved. Images provided by The Nemours Foundation, iStock, Getty Images, Veer, Shutterstock, and Clipart.com.