El consumo de medicamentos para la tos como droga no es una práctica nueva entre los adolescentes, que han saqueado los botiquines por décadas para obtener drogas de forma rápida, barata y, lo más importante, legal. Pero, por desgracia, esta práctica peligrosa y potencialmente mortal está creciendo. Por lo tanto, es importante que los padres comprendan los riesgos y sepan cómo evitar que sus hijos consuman medicinas para la tos y el resfriado en dosis excesivas de manera intencional. ¿Por qué los adolescentes abusan de los medicamentos para la tos y el resfriado? Antes de que la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) reemplazara la codeína narcótica por dextrometorfano como un supresor de la tos de venta libre en los años setenta, los adolescentes ingerían jarabe para la tos para lograr un efecto estimulante. Con los años, los adolescentes han llegado al descubrimiento de que pueden drogarse ingiriendo grandes cantidades de fármacos de venta libre que contengan dextrometorfano (también llamado DXM). Los medicamentos que contienen dextrometorfano vienen en forma de tabletas, pastillas, cápsulas y jarabes, se rotulan con la denominación DM, supresor de la tos o Tuss (o contienen la partícula “tuss” en el nombre). Los medicamentos que contienen dextrometorfano se consiguen con facilidad, son económicos y absolutamente legales. El acceso a la peligrosa droga es tan sencillo como entrar en la farmacia más cercana con muy poco dinero o buscar en el botiquín de la familia. Y como el DXM se encuentra entre los medicamentos de venta libre, muchos adolescentes piensan con ingenuidad que no se trata de un fármaco peligroso. Antes y ahora Según los estudios de investigación recientes, el abuso del dextrometorfano es común, y el factor que contribuye a este abuso es el fácil acceso a estos medicamentos de venta libre en las farmacias, negocios e Internet. La gran diferencia entre el consumo de medicinas para la tos o resfriados años atrás y hoy en día es que los adolescentes utilizan Internet no sólo para comprar el DXM puro en polvo, sino también para aprender a utilizarlo. Dado que la ingesta de grandes cantidades de jarabe para la tos puede provocar vómitos, la droga se ha extraído del jarabe y se vende por Internet en forma de tabletas para tragar o polvo para aspirar. Internet incluso ofrece tablas de cálculo de dosis que muestran a los jóvenes cuánta droga necesitan para estimularse en función de su peso. Una de las principales formas en la que los adolescentes pueden ingerir una buena dosis de DXM es tomando la “triple C” (por los nombres en inglés: Coricidin HBP Cough and Cold) que contiene 30 mg de DXM en pequeñas tabletas rojas. Quienes consumen grandes cantidades de “triple C” se exponen a otros riesgos para la salud, ya que la “triple C” también contiene un antihistamínico. La lista de otros ingredientes —descongestionantes, expectorantes y calmantes— contenidos en otros productos de Coricidin y medicamentos de venta libre para la tos y el resfriado acrecienta los riegos asociados con el DXM y puede provocar una sobredosis peligrosa. Además del nombre Triple C, circulan estos otros para denominar al DXM: en los Estados Unidos encontramos sinónimos como Candy, C-C-C, Dex, DM, Drex, Red Devils, Robo, Rojo, Skittles, Tussin, Velvet y Vitamin D. A los que consumen esta droga se los llama con frecuencia syrup heads (cabeza de jarabe) y la acción de abusar del DMX se denomina dexing, robotripping o robodosing (porque los consumidores de la droga tragan Robitussin u otro jarabe para la tos con el fin de alcanzar el nivel de estimulación deseado). ¿Qué ocurre cuando los adolescentes abusan del DXM? Si bien la dosis de DXM para tratar de manera efectiva y segura una tos es de entre 15 y 30 miligramos, los adolescentes que desean drogarse consumen 360 miligramos o más. El consumo de grandes cantidades de productos que contienen DMX puede producir alucinaciones, pérdida del control motriz y sensaciones “extracorpóreas” (disociación). Entre los posibles efectos secundarios del consumo de DMX se encuentran los siguientes: confusión, imposibilidad de razonamiento, visión borrosa, mareos, paranoia, exceso de transpiración, dificultad para hablar, náuseas, vómitos, dolor abdominal, frecuencia cardíaca irregular, presión arterial elevada, cefaleas, letargia, adormecimiento de los dedos de las manos y los pies, enrojecimiento de la cara, sequedad y picazón en la piel, pérdida del conocimiento, crisis epiléptica, daño cerebral e incluso la muerte. Si se consume en grandes cantidades, el DMX también puede provocar hipertermia o fiebre elevada. Esto es muy peligroso cuando el adolescente toma DXM en un ambiente caluroso o cuando está agitado en una discoteca, donde por lo general el DMX se vende como drogas de aspecto similar o se hace pasar por estas drogas, como el PCP (pentaclorofenol). La situación se vuelve aún más peligrosa si estas sustancias se mezclan con alcohol o con otra droga. Cómo estar atento Usted puede contribuir a evitar que su hijo adolescente consuma medicamentos de venta libre. Éstas son algunas opciones: Cierre con llave el botiquín o guarde los medicamentos de venta libre que puedan utilizarse como droga en lugares menos accesibles. No haga acopio de medicamentos de venta libre. Si tiene demasiados al alcance de su hijo adolescente, es probable que la tentación de consumirlos de manera excesiva sea mayor. Controle la cantidad de medicamento que tiene cada botella o frasco en el botiquín. Verifique no sólo los medicamentos tradicionales para la tos o los resfriados que vea en la habitación de su hijo, sino también cualquier otro tipo de pastillas o tabletas (el DMX suele venderse por Internet o en la calle, puro y en diversas formas y colores). Esté atento y observe si su hijo presenta alguna de las características del consumo de DMX que se enumeraron más arriba. Controle el uso de Internet que hace su hijo. Preste atención a los sitios web y los mensajes de correo electrónico que considere sospechosos y que parezcan promover el consumo de DXM u otras drogas, tanto autorizadas como ilegales. Sobre todo, hable con su hijo acerca del consumo de drogas y explíquele que si bien la ingesta de medicamentos para la tos y el resfriado en grandes cantidades parece algo inocuo, no lo es. Sin importar de dónde provenga la droga —el botiquín familiar o la farmacia de la esquina—, es importante entender que si se ingiere en grandes cantidades, el dextrometorfano es una droga tan peligrosa como las que se venden en una oscura esquina del barrio. Y aunque crea que su hijo adolescente no esté consumiendo drogas, es muy probable que conozca a alguien que sí. 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