A Gillian le encanta viajar y ha tomado la firme decisión de no permitir que su alergia alimentaria se lo impida. Afirma que las preocupaciones y la sensación de inseguridad que antes acompañaban a su alergia alimentaria se han ido esfumando a medida que iba creciendo. Ahora no duda en hacer preguntas sobre la comida, esté donde esté. Sabe que el hecho de ignorar su alergia alimentaria podría provocarle una importante reacción que, aparte de llamar mucho más la atención de los demás, la expondría a un grave (y "anti-vacacional") peligro.

Sí, la gente que padece alergias con riesgo de vida puede hacer viajes de todo un fin de semana, pasar el verano en el extranjero o unas vacaciones en plena naturaleza. Solo implica saber planificar las cosas y tener confianza en uno mismo.

Prepárate mentalmente

Organizar un viaje puede ser estresante para cualquiera. Pero la gente afectada por una alergia alimentaria puede angustiar incluso más por el hecho de tener que alejarse de un ambiente conocido y familiar. Es fácil entender el porqué: no solo tienen que sentirse seguros en el lugar de destino, sino que también deben abordar cualquier inquietud social que pueda surgir, como pedir un tipo de alojamiento especial, evitar ciertas actividades o lugares o explicar la necesidad de preparar su propia comida.

Incluso entre amigos, a veces la gente se siente molesta o avergonzada cuando se trata el tema de las alergias alimentarias. De modo que es natural preocuparse por la posibilidad de sentirse incluso más incómodo en un nuevo ambiente o cultura.

Tal vez la mejor forma de tranquilizarte y de incrementar la seguridad en ti mismo sea que investigues y te informes bien para que puedas organizar tu viaje a conciencia. Piensa con antelación. En vez de intentar ignorar tus preocupaciones, utilízalas como una guía para prepararte y así poder afrontar el tipo de situaciones con que te podrías encontrar en el lugar de destino. Recuérdate que tu angustia es real y completamente comprensible.

Tú ya sabes manejar tu alergia alimentaria; lo haces día tras día. Las estrategias que te ayudan a hacerlo cuando estás en casa pueden funcionar igual de bien cuando viajes.

Piensa sobre qué tipo de situaciones te podrías encontrar y cómo las deberías afrontar. Habla sobre cualquier preocupación con tus mejores amigos y con los miembros de tu familia que vayan a viajar contigo. No solo pueden ayudarte a evitar situaciones arriesgadas, sino que también pueden ser tu sistema de apoyo emocional.

Si vas a viajar al extranjero, habla con alguien que conozca y entienda las tradiciones y la cultura del país de destino para que te dé consejos sobre cómo puedes controlar tu alergia sin dejar de encajar en esa cultura.

Si el viaje lo va a organizar una persona que no pertenece a tu familia (como un profesor o el padre de un amigo tuyo), asegúrate de que esa persona tiene bien claras cuáles son tus necesidades. Asegúrate también de que esa persona está lo bastante informada sobre las alergias alimentarias como para poder cuidar de ti.

Ten listo tu plan

El hecho de planificar las cosas con antelación te ayudará a sentirte menos angustiado por lo que podría ir mal y más entusiasmado por la aventura que se avecina. Empieza elaborando un listado detallado de cosas pendientes con un par de semanas a un mes de antelación.  

  • Elige bien el lugar de destino. A una persona que padece alergias alimentarias, le puede resultar más complicado decidir a dónde ir a. Por ejemplo, si eres alérgico a los cacahuetes, algunos lugares, como un remoto pueblo tailandés, pueden resultar más arriesgados que otros. Es recomendable que comentes los distintos posibles destinos con tu médico antes de tomar la decisión definitiva.
  • Comprueba que dispones de suficiente medicamento. Comenta con tu alergólogo tus planes de viaje con tiempo de antelación para estar seguro de que dispondrás de todos los medicamentos que vas necesitar durante el viaje, desde los antihistamínicos y los inhaladores hasta los inyectables de adrenalina. No confíes en las farmacias del lugar de destino para obtener tus medicamentos, ya que en el extranjero los medicamentos pueden no ser los mismos. En vez de ello, llévate tus medicamentos.

    Si tu seguro de salud o tu farmacia limita la cantidad de medicamentos que se pueden adquirir a la vez, una carta de tu médico donde explique tu situación podría permitir hacer una excepción. Asimismo, si vas a viajar en avión o tren, pídele a tu médico que escriba una carta donde te autorice a llevar tus medicamentos para evitar posibles confusiones o retrasos en los controles de seguridad.
  • Infórmate sobre los hospitales y la atención médica disponibles en el lugar de destino. Antes de ir, averigua donde se encuentra el servicio de urgencias médicas más cercano y cuánto tiempo tardarías en llegar allí. De este modo, en caso de necesitar atención médica urgente, sabrás a qué atenerte.

    Las organizaciones y los grupos de apoyo para personas afectadas por alergias alimentarias de EE.UU. pueden ser una gran fuente de información sobre viajes internacionales. Y también los programas internacionales de intercambio de estudiantes, ya que a menudo se producen intercambios de estudiantes con alergias alimentarias. Puesto que organizar aspectos como la atención médica en el lugar de destino requiere tiempo, empieza a planificar las cosas en cuanto tomes la decisión de viajar.
  • Infórmate sobre los establecimientos de comide, restaurantes y alojamientos del lugar de destino. Mucho antes de iniciar el viaje, averigua qué establecimientos (en caso de que haya alguno) de tu lugar de destino disponen de productos sin alérgenos, qué restaurantes parecen tener en cuenta el tema de las alergias alimentarias y qué alojamientos disponen de habitaciones provistas de cocina. Los grupos de apoyo y los sitios web de las asociaciones de alergias alimentarias pueden ser de gran ayuda, independientemente de que viajes por tu país o al extranjero.

    Si vas a viajar al extranjero y hablas el idioma del lugar de destino, dirígete directamente a los responsables de los establecimientos de comida, restaurantes y alojamientos. Si tienes el impedimento de no conocer el idioma del país o necesitas más respuestas, pide ayuda en las organizaciones de alergias alimentarias, las agencias de viajes, los organizadores del viaje o aquellos amigos o parientes que vivan en el lugar de destino. Prepara un listado de preguntas a formular antes de hacer las llamadas y toma notas con cuidado cuando te respondan.

Ten listo tu plan (más)

  • Infórmate sobre el transporte. Si piensas compartir coche, haz que tus compañeros de viaje sepan que padeces una alergia alimentaria. Si piensas viajar en tren, autobús o avión, infórmate sobre sus reglamentos y servicios. ¿Acaso sirven tentempiés que contienen ingredientes a los que eres alérgicos? ¿Puedes embarcar con tiempo de antelación y/o reservar asiento? ¿Disponen de servicio médico de emergencias?

    Si vas a viajar en avión, infórmate sobre las distintas líneas por adelantado. Algunas líneas son más serviciales que otras en lo relativo a las alergias alimentarias. Expón y comenta cuáles son tus necesidades mucho antes de hacer la reserva. Pide tentempiés que sean seguros para ti, pero lleva tu propia comida por si acaso. Solicita embarcar pronto para que puedas limpiar el área donde te sientas sin molestar a otros pasajeros. Cuando embarques, recuerda cuáles son tus necesidades al personal de vuelo. Si así te sientes más seguro, pide que informen a otros pasajeros sobre tu alergia.
  • Lleva suficientes medicamentos. Guarda tus medicinas en la bolsa de mano para que te resulten de fácil acceso. Lleva también en la bolsa de mano tu plan de acción contra la alergia. Debería estar firmado por tu médico y describir la alergia que padeces y el tratamiento que necesitas. Envuelve bien y coloca con cuidado los envases de tus medicamentos en la bolsa de mano para que no se aplasten, rompan o pierdan parte de su contenido.
  • Lleva toallitas húmedas para limpiarte las manos. Lavarse las manos a menudo y no llevárselas a la boca, la nariz o los ojos es una buena forma de evitar el contacto con los alérgenos. Pero, cuando viajes, es posible que no puedas acceder al agua corriente ni al jabón. Si viajas bien abastecido de toallitas húmedas desechables, podrás tener la seguridad de que llevas las manos limpias y podrás limpiar el área del asiento en cualquier medio de transporte, donde podrías entrar en contacto con posibles alérgenos.
  • Incluye alimentos seguros en tu equipaje. Si es posible, lleva suficiente cantidad de alimentos seguros por lo menos para el principio del viaje. Por descontado, la cantidad de comida a llevar dependerá de adonde vayas y del tiempo que vaya a durar tu viaje. Si te diriges a un lugar donde es difícil comprar o pedir alimentos no alergénicos, lleva unas buenas provisiones. Si vas a un lugar donde puedes comprar y prepararte tu propia comida, lleva menos cantidad. Si piensas viajar al extranjero y no conoces el idioma del lugar de destino, no podrás leer las etiquetas de los productos de los establecimientos de alimentación. De nuevo, será mejor que lleves unas buenas provisiones de alimentos seguros.
  • Informa a los demás sobre tu alergia. No hace falta que lleves una camiseta donde ponga en letras grandes: "Que se entere todo el mundo: ¡tengo una alergia alimentaria!". Pero es muy recomendable llevar una pulsera de identificación médica cuando viajes para que la gente te pueda ayudar en el caso de que necesitas ayuda de emergencia. También es posible que te interese llevar un formulario, firmado por tu médico, donde se autorice a otras personas a administrarte medicamentos, como la adrenalina, en situaciones de emergencia.

    Si vas a comer alimentos preparados por otras personas, lleva encima una "tarjeta para el chef" personalizada. Este tipo de tarjetas detallan las alergias alimentarias de una persona y ayudan al personal de la cocina a prepararle comidas seguras. En los sitios web sobre alergias alimentarias, existen modelos de este tipo de tarjetas en muchos idiomas diferentes. De todos modos, la tarjeta no es un buen sustituto de la comunicación directa. Lo mejor es hablar directamente con el camarero y tal vez con el chef cuando comas fuera.

Si llevas medicamentos de venta con receta cuando viajes, asegúrate de llevar las recetas junto con los medicamentos o de que en sus envases están claramente visibles las etiquetas que indican que se trata de medicamentos recetados por un médico. Así evitarás posibles confusiones con los inspectores del equipaje. Es posible que debas llevar encima la caja del inyectable de adrenalina (o epinefrina), aparte del inyectable. Así mismo, lleva una carta de tu médico donde te autorice a llevar esos medicamentos.

Estar alerta, adoptar precauciones y llevar siempre encima ciertos medicamentos forman parte de la vida normal de una persona afectada por una alergia alimentaria. Cuando hayas viajado una vez o un par de veces, te acostumbrarás a la dinámica, de modo que viajar con una alergia alimentaria también pasará a formar parte de tu rutina. Y, en vez de sentir que "viajas con una alergia alimentaria", acabarás teniendo la sensación de que simplemente "viajas".

Con una correcta planificación, los viajes pueden ser liberadores y ayudarte a sentirte más independiente. Además, viajar te permitirá darte cuenta de lo bien que sabes cuidar de ti mismo.

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