¿Y si crees que estás deprimido?

Si estás deprimido, te sientes solo o tienes problemas que no puedes resolver, necesitas pedir ayuda y apoyo. Si puedes, es mejor acudir a uno de tus padres o a ambos.

Cómo prepararte para hablar con tus padres

Puede ser duro compartir sentimientos personales con tus padres, sobre todo si llevas un tiempo sin hacerlo. También puede ser difícil abrirte y compartir cuando no estás seguro de lo que te está pasando. A veces, los padres pueden ofrecer un nuevo punto de vista que te puede ayudar a entender y a solucionar lo que te ocurre. El mero hecho de hablar sobre lo que te ocurre te puede ayudar a ver las cosas con más claridad.

A algunas personas les preocupa cómo reaccionarán sus padres. ¿Se enfadará mi madre? ¿Se decepcionará mi padre? Es natural que te preocupes, pero la mayoría de los padres apoyan y entienden a sus hijos cuando se dan cuenta de lo que les está ocurriendo.

Si eres como la mayoría de la gente, lo más probable es que prefieras que sean tus padres quienes inicien la conversación. Podría ocurrir que tus padres te preguntaran qué es lo que te ocurre. Pero, la mayoría de las veces, serás tú quien tendrá que empezar.

Cómo iniciar la conversación

Busca un momento en que te puedas acercar con calma a tu madre o a tu padre. Puedes empezar la conversación preguntando: "¿Puedo hablar contigo? Llevo un tiempo sintiéndome deprimido y mal sobre las cosas. Y creo que necesito hablar con alguien".

Si te resulta demasiado duro iniciar la conversación, prueba a escribir una nota a uno de tus padres diciendo que necesitas hablar.

Algunas veces la conversación se inicia por sí sola. Por ejemplo, si estás llorando o te sientes muy agobiado, tal vez sueltes de forma impulsiva lo que sientes. Ese podría ser el comienzo perfecto de la conversación que necesitas.

Pero, si estás muy alterado, necesitarás calmarte (por lo menos un poco) para que la conversación valga la pena. Así, uno de tus padres o ambos podrán oír lo que piensas, escucharte y tomarte en serio.

¿Y si acabo discutiendo con mis padres o metiéndome en problemas?

Si ha habido mucha falta de respeto entre tú y tus padres, si discuten mucho o no se hablan, te puede parecer más difícil pedirles ayuda. Empieza por elegir un momento para hablar en que no estén discutiendo.

Si es necesario, puedes iniciar con una disculpa, como: "siento mucho que las cosas no hayan ido bien entre nosotros últimamente". Luego di: "Necesito hablar" o "Necesito su ayuda. Creo que estoy deprimido". Lo más probable es que tus padres se queden impresionados por tu madurez.

¿Qué sucederá después?

Cuando inicies la conversación, lo más probable es que tus padres te pidan que les expliques más cosas sobre lo que te está ocurriendo. Esta parte puede ser sorprendentemente fácil. En cuanto inicies la conversación, es posible que sientas el alivio de abrir tu corazón y de poder expresar lo que sientes.

O puede ser difícil. Tal vez no sepas cómo expresar tus sentimientos con palabras. Haz lo posible por salir del "no lo sé". Si realmente no lo sabes explicar, intenta decirles: "les quiero explicar, pero ahora no encuentro las palabras para hacerlo". Reflexiona sobre ello y asegúrate de hablarlo de nuevo más adelante. Tus padres se preocuparán y es posible que te pregunten cómo estás. No se estarán metiendo contigo ni te estarán agobiando. Solo significa que les importas y que se preocupan por ti.

A veces, hablar sobre la depresión también puede ser difícil para los padres. Tal vez sea necesario tener varias conversaciones o tal vez te sientas mejor después de tener una sola conversación. Cada situación es diferente.

Si te has deprimido por un problema en particular, tus padres pueden ayudarte a pensar en cómo resolverlo. O tus padres pueden escuchar tus ideas sobre qué hacer y darte un voto de confianza y decirte que estás haciendo lo correcto. Eso te puede tranquilizar. Independientemente de que encuentres una solución de inmediato o no, compartir un problema es mejor que guardártelo para ti mismo.

¿Y si necesito hablar con un terapeuta?

Si tu depresión es fuerte o dura mucho tiempo, es posible que necesites hablar con un terapeuta, incluso aunque hayas conversado bien con tus padres. Dile a tu madre a tu padre que sigues estando deprimido o que tienes problemas para motivarte, para estar concentrado y de buen humor. Tu madre o tu padre pueden concertar una cita con un buen terapeuta y apoyarte mientras trabajas con él.

Si tus padres no están seguros de que necesites ver a un terapeuta, pero tú crees que lo necesitas, explícales el porqué. Es mejor que lo hagas cuando estés tranquilo y puedas expresar bien tus ideas. A algunos padres les preocupa cómo encontrar un buen terapeuta o cuánto les costará. Tú médico, un religioso o tu orientador escolar pueden ayudar a tus padres a encontrar terapeutas de tu localidad que trabajen a buen precio.

¿Y si hablar con mis padres no funciona?

Aunque creas que a tus padres no estarán dispuestos a ayudarte, merece la pena intentar hablar con ellos. La gente se sorprende al darse cuenta lo mucho que los padres hacen cuando se les pide ayuda, aun cuando los mismos padres tiene sus propios problemas.

En algunas ocasiones, los padres tienen demasiados problemas personales y otros asuntos por resolver en ese momento. Si tratas de hablar con tus padres y resulta que no te pueden ayudar, acude a otro adulto (como un profesor, tu orientador escolar, un entrenador o un pariente). No te des por vencido hasta que encuentres a alguien que te pueda ayudar. Es así de importante.

¿Qué más pueden hacer tus padres?

Aunque estés yendo a un terapeuta, hay formas en que tus padres te pueden ayudar cuando estés deprimido. Por ejemplo, pueden:

  • comunicarse con amabilidad y acordar prohibir las críticas hirientes, las discusiones, las amenazas y los insultos
  • recordarte que te quieren y que creen en ti
  • demostrarte afecto
  • comentar tus comportamientos positivos y tus rasgos positivos
  • ayudarte en los deberes y proyectos escolares si estás teniendo problemas para hacerlos o bien contratar a un profesor particular
  • ver lo bueno que hay en ti y seguir esperando cosas buenas de ti
  • exigirte tus responsabilidades en casa y en la escuela con amabilidad y seriedad
  • hablar contigo sobre tus problemas
  • asegurarse de que haces ejercicio físico, te alimentas bien y duermes los suficiente (no se estarán metiendo contigo sino solo demostrado que te quieren)
  • hacer cosas contigo de las que ambos disfruten, como pasear, practicar un deporte o un juego, ver películas en familia, hacer manualidades o cocinar.

Tal vez necesites pedirles a tus padres que hagan todo eso por ti. Puedes enseñarles esta lista o elaborar una con tus propias ideas. Nadie sabe mejor que tú qué es lo que más te ayuda.

Habla con tus padres sobre las conductas que llevarán a cabo para recuperarte de tu depresión. Haz una lista de lo que planeas hacer. Y asegúrate de que tu plan incluya cómo:

  • harás ejercicio físico
  • descansarás y dormirás la cantidad adecuada de tiempo
  • comerás alimentos saludables
  • pasarás tiempo al aire libre durante el día
  • pasarás tiempo relajándote, haciendo cosas divertidas, sobre todo con las personas a quienes quieres.

Observa tu lista cada día para ayudarte a recordar lo que está en tu plan y para recordarte a ti mismo que puedes salir adelante. Más allá de la depresión, hay un futuro brillante que te aguarda.

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