Es natural que, después de oír las noticias sobre tiroteos escolares u otro tipo de violencia escolar, a los estudiantes (sin importar su edad o a qué escuela vayan) les preocupe que este tipo de sucesos les puedan ocurrir algún día a ellos o sus amigos.

Pero, cuando ocurre una tragedia de este tipo, es normal sentirse triste y ansioso, y tratar de encontrarle algún sentido a lo ocurrido.

¿Por qué sucede la violencia escolar?

La violencia escolar no es fácil de entender. No hay una sola razón por la que los estudiantes se vuelven violentos. Algunos solo reproducen el comportamiento que han visto en sus casas, en la calle o en los videojuegos, las películas o la televisión. Otros se vuelven violentos porque están afrontando problemas de salud mental, como la depresión. A veces, la gente que se vuelve violenta ha sido víctima de burlas y de acoso escolar y ha llegado a un punto que haría cualquier cosa para que esto deje de ocurrir. Se pueden sentir aislados o rechazados por sus compañeros. Estas solo son unas pocas razones por las cuales una persona se puede volver violenta.

De todos modos, hay algo en lo que coinciden los expertos: poder acceder a armas de fuego, o de cualquier otro tipo, facilita que algunas personas arremetan contra las cosas o la gente que les disgusta.

¿Qué puedo hacer?

Alguien que está a punto de cometer un acto violento puede presentar signos de alarma. Entre ellos, se incluyen los siguientes:

  • jugar con armas de cualquier tipo
  • fanfarronear sobre actos violentos que le gustaría cometer
  • obsesionarse con las películas violentas o jugar a juegos violentos
  • acosar o amenazar a otras personas
  • mostrar crueldad hacia mascotas u otros animales

Si empiezas a sentirte inseguro en la escuela, habla con un adulto de confianza. Puede ser un profesor, uno de tus padres, tu orientador escolar o un líder religioso. No es fácil informar sobre casos de violencia; después de todo, nos han enseñado a no delatar a otras personas.

Pero muchas escuelas han establecido estrategias para informar de forma anónima sobre el acoso escolar (o bullying) o sobre la posibilidad de que ocurran actos violentos. Tal vez tu escuela cuente (o podría contar) con una línea directa anónima para quienes quieran compartir sus preocupaciones sin angustiarse por el hecho de que los descubran delatando a otro estudiante.

Si has vivido o has presenciado un acto violento de cualquier tipo, el hecho de no hablar sobre él puede hacer que se acumulen las emociones en tu interior y te causen problemas, como la depresión, la ansiedad y el miedo. La gente puede desarrollar trastornos de estrés postraumático (TEPT) si ha vivido acontecimientos traumáticos, como accidentes de tráfico importantes, malos tratos físicos, abusos sexuales o tiroteos.

No hace falta que te hayan lesionado para que experimentes un TEPT, algunas personas lo desarrollan por el mero hecho de presenciar un suceso traumático o tras ser amenazadas de recibir lesiones físicas graves. Por eso, es importante pedir ayuda. Puedes empezar acudiendo a tu orientador escolar: él está habituado a tratar este tipo de problemas en la escuela y te puede ayudar a ver las cosas en perspectiva.

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