Amamantar a un bebé es lo más natural, pero la lactancia materna suele venir con su parte correspondiente de preguntas. He aquí lo que necesita saber sobre con qué frecuencia y durante cuánto tiempo debe amamantar a su bebé.

¿Con qué frecuencia debo amamantar a mi bebé?

Durante el primer mes de vida, los recién nacidos deben alimentarse entre ocho y 12 veces al día. La leche materna se digiere fácilmente, por lo que los recién nacidos tienen hambre a menudo. Además, el hecho de amamantar frecuentemente a su bebé favorece su producción de leche durante las primeras semanas.

Cuando tienen entre 1-2 meses de vida, la mayoría de los bebés suelen hacer entre siete y nueve tomas al día.

Durante las primeras semanas de vida, usted deberá amamantar a su bebé "a demanda" (cuando tenga hambre), lo que suele ser cada hora y media a tres horas. Conforme los recién nacidos vayan creciendo, necesitarán mamar con menos frecuencia y desarrollarán un horario de lactancia más regular y predecible. Algunos maman cada 90 minutos, mientras que otros pueden aguantar dos o tres horas entre tomas consecutivas.

Los recién nacidos no deben pasar más de unas cuatro horas sin alimentarse, ni siquiera por la noche.

¿Cómo cuento los intervalos entre tomas consecutivas?

Los intervalos entre tomas se cuentan desde el momento en que el bebé empieza a mamar (en vez de cuando termina) hasta el inicio de la próxima toma. En otras palabras, cuando el pediatra le pregunte con qué frecuencia mama su bebé, le puede contestar "aproximadamente cada dos horas" si empieza a amamantarlo a las 6 de la mañana, la siguiente toma empieza en torno a las 8, la otra en torno a las 10 y así sucesivamente.

Sobre todo al principio, es posible que usted tenga la sensación de que amamanta al bebé continuamente, lo que es completamente normal. Pero, en poco tiempo, su bebé aguantará más tiempo entre tomas consecutivas.

¿Cuánto tiempo duran las tomas?

Los recién nacidos pueden alargar las tomas hasta 20 minutos o más, mamando de uno o de ambos pechos. Conforme van creciendo, los bebés van siendo más eficaces al mamar, de modo que pueden tardar solo entre cinco y 10 minutos en vaciar cada pecho.

La duración de las tomas es algo que dependerá de su bebé y de usted, así como de otras cosas, como:

  • si ya le ha subido la leche (lo que suele ocurrir entre 2 y 5 días después de que nazca el bebé)
  • si su reflejo de eyección (o bajada de la leche), el que hace que la leche fluya desde el pezón cuando el bebé empieza a succionar, es inmediato o tarda varios minutos en cada toma
  • si su flujo de salida de la leche es lento o rápido
  • si su bebé se agarra bien al pecho, abarcando con la boca la mayor parte posible de la areola mamaria (el círculo oscuro de piel que hay alrededor del pezón)
  • si su bebé "va al grano" desde el principio o se toma su tiempo para mamar
  • si su bebé está adormilado o se distrae con facilidad

Llame al médico si le preocupa la duración de las tomas de su bebé, porque le parecen demasiado cortas o demasiado largas.

¿Cuándo debería alternar ambas mamas?

Alterne entre ambos pechos y procure que su bebé mame aproximadamente la misma cantidad de tiempo de cada uno de ellos cada día. Esto ayuda a mantener su producción de leche en ambos pechos y previene la dolorosa congestión mamaria (cuando sus pechos están llenos o saturados de leche).

Puede cambiar de pecho a media toma e ir alternando qué pecho que le ofrece antes en tomas consecutivas. ¿No recuerda qué pecho le ha ofrecido primero a su bebé en la última toma? Le puede ayudar el uso de recordatorios, como ponerse un alfiler de seguridad o atarse una pequeña cinta en la tira del sostén del pecho que ha ofrecido a su bebé en segundo lugar para ofrecérselo en primer lugar en la siguiente toma. O bien, anóteselo en una libreta o use una aplicación de lactancia materna para llevar esos registros.

Es posible que su bebé prefiera mamar de ambos pechos en cada toma o que prefiera mamar solamente de un pecho en cada toma. En este segundo caso, ofrézcale el otro pecho en la próxima toma. Sigan la pauta que mejor les funcione y que les resulte más cómoda a ambos.

¿Con qué frecuencia debo hacer eructar al bebé durante las tomas?

Si le ofrece al bebé ambos pechos en cada toma, intente hacerlo eructar cuando lo cambie de pecho y también al final de la toma. A menudo, el mismo movimiento de cambiar al bebé de pecho puede hacerlo eructar.

Algunos bebés necesitan eructar más y otros menos, y esto puede variar de una toma a otra.

Si su bebé regurgita mucho, trate de hacerlo eructar más a menudo. Aunque es normal que los bebés regurgiten una pequeña cantidad de leche después las tomas o mientras eructan, un bebé no debe vomitar después de mamar. Si su bebé vomita toda la toma o gran parte de ella, podría haber un problema que requeriría atención médica. Si a usted le preocupa que su hijo regurgite demasiado, llame al médico.

¿Por qué tiene mi bebé mucha más hambre que de costumbre?

Cuando los bebés están atravesando períodos de crecimiento rápido (o estirones), tienen más hambre. Esto puede ocurrir en cualquier momento. Pero durante los primeros meses de vida, los bebés suelen hacer estirones cuando tienen:

  • siete a 14 días de vida
  • dos meses de edad
  • cuatro meses de edad
  • seis meses de edad

Durante esos períodos y siempre que su bebé parezca estar especialmente hambriento, siga las pistas que él le dé. Es posible que deba aumentar temporalmente la frecuencia de las tomas.

¿Durante cuánto tiempo debería seguir amamantando a mi bebé?

Se trata de una decisión personal. Los expertos recomiendan que los bebés se alimenten exclusivamente de leche materna (sin tomar leche de fórmula, otro tipo de leche que no sea materna, agua, jugo ni comida sólida) hasta que cumplan 6 meses. Puede alargar la lactancia materna hasta los 12 meses (y más) si funciona tanto para usted como para su bebé.

La lactancia materna resulta muy beneficiosa tanto para la madre como para el bebé. Los estudios indican que la lactancia materna puede reducir las probabilidades de que un bebé tenga diarrea, infecciones de oído y meningitis bacteriana, o reducir la gravedad de sus síntomas. La lactancia materna también protege a los bebés del síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), la diabetes, la obesidad, y el asma.

En las madres, la lactancia materna quema calorías y ayuda a que el útero se encoja. De hecho, las madres que amamantan a sus bebés suelen volver a tener la figura y el peso que tenían antes de quedarse embarazadas más deprisa que las que optan por la lactancia artificial. La lactancia materna también reduce el riesgo de las madres a padecer enfermedades como:

  • el cáncer de pecho
  • la hipertensión arterial
  • la diabetes
  • las enfermedades cardíacas

Es posible que la lactancia materna también proteja a las madres del cáncer de útero y del cáncer de ovarios.

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